martes, marzo 22, 2011

Sobre la suerte de varas

uno ya se cansa de escribir sobre la necesidad de regenerar la suerte de varas, pero creo que no está de más repetir el 2ª punto del Manifiesto de los aficionados por una fiesta íntegra, auténtica y justa y copiar el decálogo de la suerte de varas.

2º- Manifestamos la necesidad de situar al toro de lidia, en su plena integridad y diversidad, como elemento fundamental de la Tauromaquia. Así mismo reivindicamos la necesidad de una profunda regeneración del espectáculo taurino, en especial de la suerte de varas como medida de la bravura del toro.

Decálogo de la suerte de varas

 - La suerte de varas es el eje de la lidia. Tiene tres cometidos:

a) Descubrir las condiciones de bravura, temperamento, comportamiento y calidades del toro.


b) Ahormar, corregir y restar poder a su embestida, para su posterior lidia y muerte, mediante puyazos en el morrillo, breves y dosificados.


c) Cuando las condiciones sean las propicias, crear belleza y transmitir la emoción de esta incomparable suerte.


 - La suerte de varas debe realizarse según mandan los cánones:


- Cuadrar al toro ante su picador, quien debe ofrecer los pechos del caballo y provocar su embestida.


- Picar sólo con la pirámide de acero, que es puya, sin introducir el encordelado, que es tope.


- Echar el palo por delante y picar en el morrillo del toro antes de que éste llegue al peto del caballo.


- Mientras el toro empuja, el varilarguero debe defenderse recargando su peso en la puya, echándose encima del palo y sacando su cuerpo de la montura sin rectificar ni barrenar, midiendo el castigo.


- En ningún caso debe taparse la salida al toro ni hacerle la “carioca”, salvo en los casos de manifiesta mansedumbre.


 - La importancia del tercio de varas requiere, para su correcta ejecución:


- Modificar el diseño de la puya de modo que se pique sólo con la pirámide de acero; para ello habrá que poner una cruceta giratoria en la base de la pirámide o volver al uso del “limoncillo”.


- Caballos domados y con un peso proporcionado.


- Las defensas de la anatomía de los mismos deben estar elaboradas, preferiblemente, con material flexible y ligero, que no supongan acorazar al caballo y que el toro se estrelle contra un muro.


- Los caballos deben llevar un ojo destapado para poder orientarse en el ruedo.


 - La importancia de este primer tercio para el desarrollo posterior de la lidia requiere que matadores, subalternos y picadores, cada uno en la medida de sus responsabilidades, ocupen su sitio, realicen la suerte correctamente, por derecho y sin ventajas, colocando bien al toro, midiendo el castigo y haciendo el quite tan pronto el toro llegue al caballo.


 - No se deberá premiar ninguna faena en la que el toro no haya recibido, al menos, tres puyazos.


 - No se deberá premiar a ningún toro, tanto en el ruedo como con trofeos, que en su lidia no haya recibido, al menos, tres puyazos.


 - No se deberá premiar ninguna corrida en conjunto donde, al menos, tres toros hayan recibido tres puyazos o más, y el resto, un mínimo de dos, ya que el primer puyazo lo toman bien todos los toros, en el segundo ya empiezan a dar síntomas de su bravura, y es en el tercero donde se define de verdad si el toro es bravo o no.


8º 
- Siendo conscientes de que para la realización de la suerte de varas correctamente se requiere, además de conocimiento y compromiso, habilidad y precisión, no se deberá premiar a ningún picador:


- Que falle en el primer encuentro con el toro.


- Que pique fuera del morrillo, por muy bien que haya realizado la suerte.


- Que barrene.


- Que haga la “carioca” sin necesidad.


 - Exigir a los responsables del buen desarrollo del espectáculo taurino, como son presidentes, delegados, alguaciles y veterinarios, que cumplan con sus obligaciones y no deleguen sus funciones en manos de los taurinos profesionales. Deben actuar con el rigor necesario para que se cumpla el reglamento y la lidia se desarrolle ordenadamente, de manera particular en la suerte de varas.


10º
 - Deberemos denunciar, a través de los medios que tengamos a nuestro alcance:


- A los picadores que no cumplan con las normas que rigen el primer tercio de la lidia.


- A los matadores bajo cuyas órdenes actúen y que son, en definitiva, los responsables últimos de su actuación.


- A las autoridades que, haciendo dejación de sus funciones, no corrijan, atajen y sancionen las infracciones cometidas.
Foto: Juan Pelegrín
Nota: señalar que en la corrida de Adolfo Martín en Valencia no se colocó en suerte a ningún toro. El tercio  de varas fue un auténtico desastre

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