El problema es la selección; si se paga medio millón de pesetas por añojas (becerras de un año) sin tentar a una ganadería estrella, duele un mundo desecharlas, por malas que sean. Se compra una marca, no bravura. Algo así pasó con las famosas acciones de Terra: subían como el humo y así se desvanecieron. Imaginemos el riesgo, que corre el ingenuo que paga esos dinerales por ganado sin tentar, es decir, sin bravura contrastada. Si la compra es de cien becerras a medio millón de pesetas, serían 300.000 euros. En el mejor de los casos se puede hablar de aprobar un 15 o 20% como máximo, hablando de ganaderías hechas y en buen momento ¿A cuánto sale cada becerra aprobada? Con la incógnita adicional de esperar a ver sus productos para darle el definitivo visto bueno.
(...)
porque los que de verdad hacen daño al mercado son los intrusos que cargados de euros compran carísimo para depués vender baratos sus productos con tal de verse anunciados en tal o cual plaza.
Felipe Garrigues (¿Suspiros de otra España? La Fiesta ante el S.XXII?)
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