La
actuación del picador mexicano Efrén Acosta con los victorinos en
Madrid -penúltima corrida de la Feria de Otoño- fue de las que
hacen época. Los tres puyazos que tiró, tendiendo la vara en el
momento del embroque, aguantando de frente la acometida según
establece la tauromaquia, causaron un inusual alboroto. El público
en pie correspondía con sus ovaciones a una lección de toreo puro
que para muchos era desconocido. Y, sin embargo, así se pica. Los
picadores actuales (a los españoles nos hemos de referir) que han
convertido en norma picar trasero y perpetrar con desvergonzado abuso
la carnicera carioca, destruyen el verdadero sentido y hasta la
justificación de la suerte de varas, que es la más cruenta de la
lidia.
Si
se picara siempre como hizo Efrén Acosta recobraría su entidad y
belleza el repulsivo tercio de varas que practican los actuales
picadores.
Joaquín Vidal 5/10/2000
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