El
cierre de la feria "torista" de la ciudad francesa de Ceret
tuvo como gran protagonista al madrileño Alberto Aguilar, que hizo
una exhibición de valor, firmeza, arrojo y disposición con dos
toros de Saltillo (propiedad de Moreno Silva) exigentes y
encastados.(...)
Aguilar
hizo un esfuerzo tremendo para imponerse a las circunstancias, muy de
verdad, muy asentado en todo momento, caló hondo en los tendidos,
que se volcaron con el quehacer del madrileño, de tanta sinceridad
como verdad. Cayó la espada arriba y la plaza le pidió
mayoritariamente una oreja que el presidente decidió no conceder.
En
el quinto, también encastado e interesante, volvió a estar
sensacional Aguilar, otra vez sobre los mimbres del valor y del
querer a toda costa. Esta vez su mala espada le privó de tocar pelo.
EFE
Foto:
David Cordero para Aplausos
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