Alberto
Aguilar estuvo decidido y técnicamente casi perfecto con su primero
después de que tomara tres excelentes varas. Le atacó desde el
principio, siempre con la derecha, bien colocado, dejándola puesta y
girando para dejar dos tandas ligadas y con majeza. Ofrecía
posibilidades de éxito el toro repetidor y franco de Saltillo, pero
no era el “tonto” de la película ni la víctima propiciatoria
tan de moda en estos tiempos por otros lares y ya en la tercera tanda
le afeó el burel la colocación al torero madrileño con dos
amenazantes miradas al quedarse éste un poco al hilo para ligar. Lo
entendió bien Aguilar ganándole a partir de entonces un paso al
toro entre muletazo y muletazo. Con la izquierda apenas nada. Mató
de estocada baja y perpendicular. Hubo petición aparentemente
mayoritaria de oreja, desoída por el presidente Bernard Cisé que
aguantó estoicamente la bronca. Se vengó el respetable exigiendo a
Alberto Aguilar que diera dos vueltas al ruedo.
En su segundo Aguilar hizo lo más brillante de la feria después de que el toro tomara tres puyazos, empujando con fuerza en el primero y haciendo sonar el estribo en los siguientes. Asentó la planta de los pies el madrileño, encajó los riñones, dio el medio pecho, las zapatillas apuntando al frente y citó con los vuelos de la muleta para acariciar con hondura y profundidad la delicada y emocionantemente bella embestida del toro. Tal vez abriéndolo en exceso, pero crujió Céret ante los despaciosos y sentidos naturales del torero madrileño. Con la derecha también dejó tandas de excelente gusto. Mató al tercer intento de media estocada perdiendo los trofeos y diendo una vuelta la ruedo.
En su segundo Aguilar hizo lo más brillante de la feria después de que el toro tomara tres puyazos, empujando con fuerza en el primero y haciendo sonar el estribo en los siguientes. Asentó la planta de los pies el madrileño, encajó los riñones, dio el medio pecho, las zapatillas apuntando al frente y citó con los vuelos de la muleta para acariciar con hondura y profundidad la delicada y emocionantemente bella embestida del toro. Tal vez abriéndolo en exceso, pero crujió Céret ante los despaciosos y sentidos naturales del torero madrileño. Con la derecha también dejó tandas de excelente gusto. Mató al tercer intento de media estocada perdiendo los trofeos y diendo una vuelta la ruedo.
Vaya hombre, Don Alberto Aguilar dijo para los microfonos de canal plus toros tras su pobre faena a "Camarin" de Baltasar Iban en Las Ventas que no lo habia puesto una tercera vez al caballo porque el esta muy necesitado de triunfo y si le hubiera pegado tres varas el toro se le habria acabado antes de tiempo. ¿Que le habra hecho cambiar de opinion para pegar 3 varas a sus toros en Ceret? Curioso.
ResponderEliminarLe pagarán por objetivos (varas).
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