domingo, septiembre 12, 2010

Sobre Zestoa


El miércoles, día de la Virgen, y el viernes se lidiaron en la nobilísima y antiquísima plaza rectangular de Costa Urola, la 'Monumental' de Zestoa, los últimos cuatro toros de la temporada guipuzcoana. Fue 'Sonajero', un batallador cárdeno bragado meano y careto, quien clausuró la feria entre aplausos pero será 'Comadrejo', otro cárdeno calcetero careto, girón y coliblanco, el novillo que la villa donde mejor se escucha el pasodoble 'Amparito Roca' recordará. 'Comadrejo', de la muy cuidada ganadería toledana de Adolfo Rodríguez Montesinos, fue paseado entre vítores tras su muerte a lo largo de la rectangular mientras el joven torero al que hizo triunfar con su casta y su hambre de muleta, Fernando Adrián, triunfador el domingo pasado en la final de novilleros de Bayona, recibía los trofeos máximos, las dos orejas y el rabo.
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Al final, un bregado chaval, apedillado Hernández se hizo con su primero al que le cortó una oreja ante el delirio de los tendidos y ya con su segundo dos orejas y rabo y vuelta para el hermoso de capa y magnífico ejemplar de bravura que fue premiado con la vuelta al ruedo para bien de los tendidos y del ganadero. La cuadrilla de la organización con Txamber a la cabeza no cabían de gozo. El pueblo entero sonrió ante tal evento, y un año más, este en demasía, se justificó que la tradición, la costumbre debe prevalecer esté quien esté en el sillón y que este pueblo no puede perder sus fueros. Allí estuvo un año más Lucio Riesco, incansable taurino, que siempre se dejará ver en estos lares y que con emoción e ilusión renovada nos contaba y cantaba las excelencias de la tarde. Guipúzcoa taurina para siempre mientras el pueblo no olvide su pasado, y de Azpeitia a Zestoa están en ello

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