lunes, abril 03, 2006

Victorino en Olivenza

Con el grato recuerdo presente de la emoción sentida, por y para, un torero, en la compañía de buenos amigos, a cuatrocientos y pico kilómetros y casi 24 horas después, con un sol de justicia, se cubrió de gloria quien decidió iniciar a las 5 y media, con los tendidos de sombra al sol, y con los de sol que no pudimos tener ni cinco minutos de sombra, ¡lumbreras! que Olivenza es casi Portugal, y allí es una hora menos, que si le sumas el reciente cambio horario es, mas o menos, la hora de comer. En mi caso, paré en el camino de regreso de la primera plaza del mundo a degustar un gazpacho de perdíz en La Palmera de Miajadas, recomiendo no se lo pierdan si tienen ocasión.

Pasemos al acto, iniciaron el paseíllo, aplazado por la lluvia hace casi un mes, y como viene siendo habitual ensuciado, el paseíllo, por los medios de comunicación gráfica, Francisco Rivera, vestido de Vino de Mesa y Oro, Julián López, de Benemérita y Oro, y Manuel Jesús, de Rioja Crianza del 2002 y Oro, con toros de la prestigiosa ganadería de Don Victorino Martín.

El primero, astigordo, fuertemente castigado en un interminable monopuyazo, se merendó a Rivera, eso pasa por anunciarse a esas horas, en castigo Francisco lo mató de aburrimiento, seis pinchazos y un descabello.

El segundo, astiabrochao, empujó en una primera, única y larga vara, para salir huyendo y acarienciarse en tablas. Toro noble hasta rozar la bodeguería, Julían lo trasteó sobre los pies, mas exactamente sobre el movimiento incansable de sus pies, hastá que acabó con su vida de dos pinchazos, un infame bajonazo y tres descabellos.

El tercero, con el pitón derecho escobillado, se durmió que no empujó en el caballo, mas noble aún que el anterior, Manuel Jesús, conocido artísticamente como “El Cid”, lo toreó sobre la mano izquierda, largo, ligado y templado, pero muy despegado, abusando del extremo mas alejado de la muleta, aun así dejó un natural de bella factura, mató de estocada desprendida y paseó dos despojos sanguineolentos.

El cuarto, astifino, Rivera asumió la bronca y se fue para su casa, o a donde quisiera ir.

El quinto, el mas bonito, el mas en tipo victorino, a pesar de presentar astillado el pitón izquierdo, fue horrorosamente lidiado por “El Juli” y su cuadrilla, en todos los tercios, primero casi se come al de Velilla contra las tablas, segundo no lo puso al caballo, lo empujó por dos veces contra el mismo, tercero sembró el desconcierto en banderillas, cuarto inició faena por alto, quintó acortó la embistida del toro, sexto le quitó las moscas y le recetó un vergonzoso sartenazo.

El sexto, fue de largo al caballo dos veces, lo lidió bien El Boni, pero El Cid no tenía muchas ganas, y total ya tenía la puerta grande abierta, abrevió y marchamos para casa.

En resumen, corrida entretenida y variada, que no divertida.

PDTA: otras opiniones, del ganadero, la incomprensible y la oficial.

4 comentarios:

  1. Empiezo a leer la crónica de burladero.es, la incomprensible.
    "Francisco Rivera estubo bien...."

    Si, no he copiado mal, pone "estubo"...lo firma el equipo de redacción

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  2. A ver si el resto de victorinadas del año tienen más nivel. ;)

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  3. No puedo suscribir ni discrepar porque no he visto nada, ahora bien, me lo paso como un enano leyendo las aceradas crónicas de Costillares.

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  4. Victorino como buen empresario, ha conseguido crear una marca de prestigio, que pasea donde le paguen, esto traducido a los aficionados es una segunda marca de la originaria, en resumen victorinos de segunda en presentación y comportamiento para pueblos, y no tan pueblos, aun así, preferible al monoencaste.

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