lunes, agosto 29, 2011

Sobre la tarde de Diego Urdiales ante los victorinos en Bilbao

Escribe, en El País, José Luis Merino:
Diego Urdiales emocionó al público ya que en su actuación pervivía emoción y verdad. Que otros se queden con la estética mentirosa de algunos o con las vacuidades relamidas de otros. El aficionado de siempre vibra con toreros como Urdiales, de los que hay pocos. Esos toreros portadores del toreo hondo, clásico y, como diría Juan Ramón Jiménez, "clásico, quiere decir eterno".
(...)
La suma de las dos actuaciones de Diego Urdiales en Bilbao le sitúan como un torero a tener muy en cuenta. No puede faltar en ninguna feria que se precie porque es uno de los toreros con más valor y hondura de cuantos pululan por el planeta de los toros.
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_Escribe Andrés Verdeguer: 
Urdiales dispuesto lo brindó al público. Fue su único gesto a la galería. Lo demás, toreo. La música callada. Vista Alegre apretada, atenta. El torero tranquilo, las plantas hundidas... y brotó aquello: el valor silencioso, la muleta a la diestra, planchada, el toreo sereno, sin retorcimientos, con mando. Lo complicado era templarlo. Embestida que se paraba a mitad y había que llevarlo ligado.
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Foto:Javier arroyo para Aplausos

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