A finales de julio de 1977, Amor Antúnez era novillero. Durante una corrida en Valladolid, al ir a poner unas banderillas, un toro le pegó violentamente con el cuerno en la sien. Coma. ¿EL agujero negro? No. El Andaluz tiene los ojos abiertos, oye todo y ve todo, pero no puede reaccionar. Ve a los cirujanos que le auscultan y depués se quitan la mascarilla y salen de la enfermería. Dejan su lugar a un cura que le da la extremaunción, a él, hijo de anarquista.
Después de treinta y seis horas de atontamiento recobra sus sentidos en el hospital de las monjas, donde se queda unos días. Pero no tiene nada con qué pagar. ENtonces, ayudado por su apoderado, Pepe Calabuig, pequeño horticultor en Arles y gran liante taurino, salta por la ventana y se va a la francesa. Va al sanatorio de toreros de Madrid donde se cruza con Nimeño II, que se repone de una cornada. Depués de ocho exámenes y de radiografías, el cirujano Máximo de la Torre le confiesa que habría tenido que morir.
Jacques DurandNota: EL Andaluz tomó la alternativa, de manos de Julio Aparicio en la plaza de Mauguio en el año 2004
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