TRAGEDIA ANUNCIADA
Los tres se portaron como leones. De la tarde hay que sacar esa nota positiva. El sacrificio y el esfuerzo, sin trampas, de tres toreros que salieron a jugarse la vida. Corridas como esta devuelven a la mente del aficionado la cruda realidad de este espectáculo. Realidad a veces distorsionada por el toro bobalicón y show adulterado que se ve en la mayoría de las tardes. Aquí no. Aquí todo es verdad. Los toros mansos son mansos y los bravos son bravos, pero todos transmiten ese peligro que se le supone a un toro de lidia. Transmiten la tragedia que es consustancial a la fiesta del toro.
Y la tragedia se hizo realidad en las carnes de José Luís Moreno, autor de uno de los trasteos más interesantes de la Feria. En una corrida con la mayoría de los toros malos, Moreno se enfrentó a uno de los menos malos, que no bueno. Y le planteó la pelea como si de bueno se tratara, haciendo caso omiso a los avisos que el de Victorino le iba lanzando, sobretodo por el pitón derecho. El cordobés toreó largo y ligando, escapándose en cada muletazo de la cornada que al final acabó cobrando. Y cobrando pero bien. Era una tragedia anunciada. Es el precio que, de vez en cuando, pagan los héroes.
Héroe fue Moreno, pero también los otros dos. La cornada dejó impronta en la grada, que no acabó de valorar las actuaciones de los demás ante toros imposibles. El rasero con el que se mide en las corridas del “salvamedeluxe” no puede ser el mismo que el de las corridas de héroes. Me explico, no se puede esperar que el torero se ponga bonito, o pegue ranazos ante un victorino como si de un borrego se tratara. Aquí hay que valorar otras cosas. Y Moreno, Rafaelillo y Bolívar las hicieron.
Los tres se portaron como leones. De la tarde hay que sacar esa nota positiva. El sacrificio y el esfuerzo, sin trampas, de tres toreros que salieron a jugarse la vida. Corridas como esta devuelven a la mente del aficionado la cruda realidad de este espectáculo. Realidad a veces distorsionada por el toro bobalicón y show adulterado que se ve en la mayoría de las tardes. Aquí no. Aquí todo es verdad. Los toros mansos son mansos y los bravos son bravos, pero todos transmiten ese peligro que se le supone a un toro de lidia. Transmiten la tragedia que es consustancial a la fiesta del toro.
Y la tragedia se hizo realidad en las carnes de José Luís Moreno, autor de uno de los trasteos más interesantes de la Feria. En una corrida con la mayoría de los toros malos, Moreno se enfrentó a uno de los menos malos, que no bueno. Y le planteó la pelea como si de bueno se tratara, haciendo caso omiso a los avisos que el de Victorino le iba lanzando, sobretodo por el pitón derecho. El cordobés toreó largo y ligando, escapándose en cada muletazo de la cornada que al final acabó cobrando. Y cobrando pero bien. Era una tragedia anunciada. Es el precio que, de vez en cuando, pagan los héroes.
Héroe fue Moreno, pero también los otros dos. La cornada dejó impronta en la grada, que no acabó de valorar las actuaciones de los demás ante toros imposibles. El rasero con el que se mide en las corridas del “salvamedeluxe” no puede ser el mismo que el de las corridas de héroes. Me explico, no se puede esperar que el torero se ponga bonito, o pegue ranazos ante un victorino como si de un borrego se tratara. Aquí hay que valorar otras cosas. Y Moreno, Rafaelillo y Bolívar las hicieron.
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Vía : "La Puntilla de Castellón"
Nota: Agradecer la la "Puntilla de Castellón" por remitirnos el número especial de su revista y mandarnos este artículo en formato word.
Foto:Antonio Casado para Burladero
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