La corrida de Adolfo Martín ayer en Valencia sirvió para ubicarnos, para refrescarnos la “memoria de aficionado”, nos recordó que los toros no pueden ser “colaboradores”, que los toros deben plantear problemas, por su casta y por su planteamiento de lucha y también que los toreros tienen el cometido de solucionar esos problemas y si se solucionan las dificultades es porque se está toreando. Y eso nos recuerda que cuando se dan las así las cosas, la corrida puede ser más o menos estética, más o menos brillante pero lo que no es nunca es aburrida y un espectáculo para defenderse no puede ser aburrido.
Ayer salieron seis toros con seis problemas diferentes y antes de seguir me quiero parar aquí porque es digno alabar el comportamiento del público de Valencia (no llegaba a media plaza), que supo ver a los toros de salida, aplaudiendo la excelente presentación de muchos toros a pesar que pesaban lo que tenían que pesar (uno o dos creo que alcanzaba los 500 kilos), que supo calibrar los problemas que planteaban los astados y supo valorar en su justa medida las soluciones que ofrecieron los toreros.
Decir que los toros en general tuvieron la manía de no “romper”, de no entregarse, la aparente falta de motor no era en realidad sino falta de fiereza porque los toros cuando querían se desplazaban largo y acometían con alegría pero llegada la faena de muleta la tónica fue la de reservarse.
Respecto de José Pacheco “El Califa” poco que decir puesto que estuvo ausente, incomparecencia funcional y fue una verdadera pena porque nos privó de ver al cuarto toro que planteó problemas de interés y que fue pasaportado sin oposición por el torero. El primer toro del Califa quizás fue el más soso de todos y aun así el torero no quiso verlo tampoco.
José Luis Moreno se encontró en primer lugar con un albaserrada que quería guerra, quería gresca tabernaria, cuando Moreno se plantó en el ruedo y le ofreció al toro una pelea de esgrima de alta escuela el “gris” se revolvía sacaba sus navajas a pasear e intentaba herir arteramente al de Córdoba pero éste, supo adaptarse a las nuevas reglas de la pelea y se fajó con un valor tremendo sin olvidar su idea principal y además domeñando las tarascadas del toro, muy bien por Moreno que además fue volteado de mala manera. El público estuvo muy metido en la faena y si no hubiese fallado a espadas le habría premiado merecidamente con una oreja. El cuarto tuvo más problemas aun y sobre todo no “mostró” al público que practicaba la guerra sucia como su hermano, con ese peligro sordo que no llega a los tendidos, el torero estuvo digno sin posibilidad de éxito.
Y lo más destacado de la tarde corrió a cargo del valenciano José Calvo, parece increíble que este torero que apenas se viste de luces, tenga el toreo tan metido en la cabeza, con una decisión impropia se plantó ante sus dos toros de inicio toreando a la verónica de manera extraordinaria, no eran verónicas mecidas a cámara lenta si no que eran verónicas templadas porque temple es adaptarse a la velocidad del toro, tremendo el toreo de capa de Calvo, bello y mandón porque en cada capotazo se iba resolviendo un problema. Sus dos faenas fueron distintas porque los toros que tuvo delante fueron distintos, el tercero de la tarde con más picantito planteó problemas serios que Calvo resolvió muy bien y toreo muy bien a ese toro, al sexto más dulzón lo toreo muy despacio con la mano derecha en dos tandas para guardar en la retina, que fueron de muletazos largos, muy por abajo y muy despacio, toreo grande, sin embargo este toro se vio vencido por el matador y después de ver resueltas sus complejidades se cansó de la lucha y se rajó impidiéndonos ver una faena maciza. Donde sí mostró Calvo la posible falta de oficio por torear poco fue con la espada, no estuvo acertado, perdió los trofeos y dejó el marcador entre toros y toreros en un falso empate a cero cuando allí hubo muchas cosas realmente importantes.
Destacar también la generalizada buena actuación de las cuadrillas, hubo pares excelentes pero no puedo saber el nombre de los banderilleros porque en el programa de la plaza de Valencia no lo facilitan. También estuvieron bien los de a caballo (13 puyazos en total), aunque se echó en falta mayor distancia en la colocación de los toros para la suerte de varas.
Fotos: Carlos Alonso
---------
Nota: Ayer vimos una corrida de toros.
Nota añadida:
Está claro que no vimos la misma corrida. Yo no ví la excelente presentación de los toros, tampoco ví su fiereza, ni los serios problemas que causó el tercero y que tan bien resolvió Calvo, tampoco ví que estuvieran bien los del castoreño, cuando fue todo lo contrario. A mí, está claro, no me gustó la corrida, ni los adolfos, ni El Califa, ni Calvo estuvieron a la altura.
ResponderEliminarSaludos