Si se quiere se puede, aunque solo sea un pequeño paso, mínimo, casi insignificante, como el dado por la Delegación Territorial de la DGA en Huesca, en el pleito por afeitado que ha ganado en los tribunales. Lo de menos son las sanciones, que son ridículas, y la clara sospecha de que los ganaderos no afeitaron por iniciativa propia, que no es poco, pero queda algo más, queda una sentencia en firme y, como dice el comunicado suministrado por Radio Huesca en otro de sus párrafos: “La sentencia puede marcar jurisprudencia, ya que la mayoría de estos casos son echados abajo por defecto de forma”. Ojalá que así sea y que a partir de ahora sea más fácil condenar, con todas la de la ley, a los defraudadores.
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