La espantá de Morante debería servir para analizar los pies de barro de esta fiesta. Su asfixia. El boca a boca de la subvención. La ruina, el polvo y el drama de las plazas de segunda y tercera. El cadalso de los novilleros que pagan por torear. Este es un espectáculo asistido y sistemáticamente subvencionado. Muchos empresarios son estafadores con guayavera.
Foto: Rosa J.C.
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