"Un día me salió un toro de Aleas, grande y bravo, que me tomó bien la muleta, y sentí un escalofrío, comprendí que la suerte estaba allí: le metí el pie y le pinché en hueso. El encontronazo fue tremendo, pero le vacíe bien y no perdí terreno. Me enardecieron las palmas, siguió el toro tomando bien la muleta y, al cuadrárseme de nuevo, le metí el pie otra vez, fijo nada más que en la mano izquierda; cuando vi la cabeza en la muleta, doblé la mano, pasó el toro y sentí la mano derecha en el morrillo y el aplauso del público. No me moví del sitio, giré sobre los talones y vi que el toro llevaba el estoque en la cruz y hasta las cintas. Cuando el toro aquel caía, un momento después, pareció que me descargaba de un peso. Y era que lo que había soñado, gracias a Dios, pude hacerlo".
Fuente "Caraancha y Aznalcázar".
Vía: Antonio Pineda
"Este hombre del casino provinciano
que vio a Caraancha recibir un día.."
Antonio Machado. - "Del pasado efímero"
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