jueves, marzo 14, 2013

Sobre la corrida de Miura en Valencia (Barquerito)


 Un estreno,(en Fallas), desafortunado. Serias pero desiguales las hechuras. Corrida cinqueña y bien armada, pero con aire sobrante de camada. No fue, desde luego, la miurada de Pamplona ni la de Sevilla ni la de Arles. No tenía por qué.
La desigualdad en láminas se hizo evidente en un contraste: un quinto altísimo, largo, de rico cuajo, y un primero terciado, acapachado, sin sello de Miura, por citar las dos notas más disonantes de la escala. Mayoría de capas cárdenas; original por facado y girón el tremendo quinto que, puesto por delante y la gaita al acecho como una guadaña, parecía ir montando más y más a medida que avanzaba una lidia sofocante, porque el toro salió manso de irse de engaños y pelea, y volvió grupas con andares cabestreros. Ese toro había galopado de salida. Y no fue el único.
Una manera de galopar poco habitual en Miura. Lo clásico fue una violencia común al tomar engaños.(...)
No hubo toro que no bramara o gimiera muy lastimeramente.(...)
Esquivel había picado a ese toro con tanto acierto que se dio al toro por bravo,(...)
Lo mejor de la tarde fue la bella primera mitad de faena de Robleño con un lindo sobrero de Valdefresno, tocadito y astifino, sin demasiada fuerza pero buen son mientras aguantó la pelea. Templado y exquisito Robleño con las dos manos en tres primeras tandas seguras. 
Barquerito (Aquí la crónica completa

Foto: Rullot para Aplausos

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