Si la única razón por la que se le perdona la vida a un toro es por su bravura, no se entiende por qué salvó la suya Guadalupano, cárdeno cornichico que dobló las manitas al sentir el acero de la pica en el lomo, y que no peleó porque era manso (y lo sigue siendo, puesto que aún vive). A cambio, embestía con alegría y fijeza, como un perro que persigue estúpidamente una toalla.
(...)Castella lució ayer un terno blanco bordado con hilos negros, pero volvió a enfrentarse a novillos sin trapío, como de costumbre.
Foto: Burladero
Nota: Añadir que he llegado a este artículo gracias a Xavier
Eta es la fiesta que nos espera en ESPAÑA si seguimos asi, indultitis de corderillos amaestrados y toreados? por DON JULIAN y COMPAÑIA.
ResponderEliminarQué pena de Fiesta. Con la gran afición que hay en México y así la tratan.
ResponderEliminarLuis Miguel.
¿La fiesta que nos espera?... la fiesta que ya tenemos desde hace muchos años.
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