Empiezo a leer el prólogo de Pere Gimferrer al libro "Los toros furtivos (relatos de la clandestinidad)" de Javier Villán. Copio:
"Tiempo atrás, casi todo fue clandestino: La dolce vita y Viridiana, Alberti y Neruda, Cuadernos de Ruedo Ibérico y Les Temps Modernes, Els Segadors y La Internacional, la bandera republicana española y la senyera catalana.
¿Habrá, hoy, que acostumbrarse a otra clandestinidad? Prohibir ahora los toros es el pórtico para declarar mañana obligatorio ir al fútbol, como ya lo fue para muchos acudir, en el franquismo, a las demostraciones sindicales en los estadios el primero de mayo. Si debemos quedarnos en el callejón, el mejor burladero es sin duda el sentido del humor. Mi compañero de armas poéticas Javier Villán lo ha comprendido mejor que nadie"
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