El diestro, avisado y con los recursos de que le dota la inteligencia y la técnica, esquivaba las bellacas puñaladas del animal, y lo llegó a someter a su voluntad en media docena de lances. Fueron pases sueltos, no podía haber continuidad ante lo incierto de la alimaña, lo rápido que aprendía a distinguir entre objeto y vida, la indómita condición del animal, pero tuvieron un mérito superlativo. Una emocionante serie casi al final terminó de convencer a la parroquia de la trascendencia de lo que estaba llevando a cabo la debilidad humana –aunque de recio carácter- frente al poderoso bruto. No podía haber mucho más, un arreón a tablas –un último intento del diestro- y una soberana estocada, vaciando al toro de manera incomprensible dada la diferencia entre ambas envergaduras y el acero quedó hundido en lo más alto –un quizá delantero- para ver doblar subyugada a la voluntad humana a las fuerzas unidas de la naturaleza. ¡Soberbio! Hubo emoción a raudales, hubo valor, tesón, mérito, colocación, dominio de la situación, sometimiento quizá puntual, pero de gran capacidad técnica. Si torear es burlar a una fiera, con la acepción plena de todas sus palabras y términos, he ahí el toreo. Pudo faltar la estética que hoy nubla buena parte del sentido profundo del toreo, que de condición accesoria y necesaria ha pasado a ser centro universal del interés; pero ¿existe algo más bello que la naturaleza tal cual es, de la autenticidad desnuda de artificio?
Foto: Juan Carlos Terroso para Burladero
URDIALES ESTUVO EN "MAESTRO" CON ESO ESTÁ TODO DICHO
ResponderEliminarNos gustaria poder ver a Diego Urdiales en todas las ferias de España,con el simpre podrás ver VERDAD Y PUREZA.
Isabel
Pues le puedes ver en Madrid - Feria de Otoño, con la de Victorino Martín, compartiendo cartel con José Luis Moreno y Luis Bolivar.
ResponderEliminarbuen cartel
ResponderEliminarLa verdad es que fue una lidia con sabor "añejo".
ResponderEliminarPgmacias