Fútbol y toros

En realidad toros y fútbol, por orden de actuación y sobre todo de importancia, no sobre lo acaecido en la tarde del domingo sino sobre la importancia de fondo. Anhelaba esperar junto a la estatua al Dr. Flemming, mientras un grupo de japoneses lo fotografiaban sin piedad, llegar a la taquilla pedir tres entradas de grada del siete, me piden nueve euros, y le digo a la chica, no cobreme las tres, eso es las tres nueve euros, ah perdón, despues de pagar hasta 39 euros en un pueblocito este verano, olvidé que Las Ventas es una plaza donde todos podemos ir a los toros hasta cuando fuimos estudiantes con menos dinero que una liebre.

Antes de empezar estuvimos discutiendo sobre el significado de sencillamente, y los matices sobre lo díficil que es torear sencillo, y total que salieron los novillos al ruedo, y los novilleros, dos de ellos malos, y un tercero peor, y no porque fuera peor que sus compañeros, sino porque practicó el destoreo, o toreo moderno, con el cual consiguió un despojo ante las "masas" exultantes(siendo generoso un octavo del aforo estaba cubierto, mención aparte de las horrendas sillas de plastico gris plomizo perpetradas en los tendidos bajos de sombra, esperemos sean aniquiladas para la feria de otoño), un chico muy elegante pero muy superficial, me vino a la cabeza un torero de cuyo nombre no quiero acordarme, medios pases de muleta alta con la figura compuesta ante el fervor de gran parte del público, un novillo que iba y venía como un bendito lamentando haber caido en manos de tamaño insensato.

Afortunadamente Fernando Torres y Mateja Kezman solucionaron la tarde.