lunes, agosto 03, 2015

Sobre la corrida de Pedraza de Yeltes en Azpeitia



Domingo, 2 de agosto de 2015. Azpeitia. 3ª y última de feria. Tres cuartos de plaza. Calor, bochorno. Dos horas y media de función. Seis toros de Pedraza de Yeltes (Hermanos Uranga)Javier Castaño, silencio y saludos.Juan del Álamo, una oreja y silencio. López Simón, oreja tras un aviso y silencio tras dos avisos.
Oscar Bernal, Tito Sandoval y Paco María cobraron buenos y aplaudidos puyazos con segundo, tercero y quinto respectivamente. Notable brega de Domingo Siro.
NI SENCILLA NI COMPLICADA, la corrida de Pedraza salió desigual. Las láminas, el pelo, el fondo más que las formas.  Todos colorados salvo un quinto chorreado en verdugo, de casi seis años, y más trapío que ninguno aunque no fuera el más armado de todos. Cuatreños los demás. Tres de ellos, abiertos en lotes distintos, con la edad recién tomada. Fueron más serios los de la segunda parte que los de la primera. No es que aquellos no tuvieran respeto –alzada, cara, carnes-, pero cuarto y sexto, y no solo el quinto, ganaron con ventaja las comparaciones.
Se enlotó equitativamente la corrida. Si no hubiera entrado en sorteo el quinto, de expresión muy agresiva, se habrían hecho lotes de equilibrio mayor. Cuarto y sexto fueron toros de particular porte. Y todos sin excepción, toros con plaza. La tablilla de pesos les dio 590 kilos a cuatro de ellos. Solo 550 al segundo de la tarde, menos toro que los demás. La condición de un toro, dicen, se adivina en su lámina y su expresión.
Hizo buena esa teoría el lote compensado que cayó en manos de Juan del Álamo. El segundo cabalgó de salida como tantos toros de procedencia Fonseca-El Pilar. Ni trote ni paso ni galope. Otra cosa. Aire distraidito primero, pero ligero y bondadoso luego de sangrar en un puyazo notable por todo: por el picador, certero Óscar Bernal; por el empeño del toro, que metió los riñones; y por el caballo de pica, muy bien domado, boca dulce. Del Álamo hizo un breve pero lindo quite en el platillo, el toro galopó en banderillas, Domingo Siro puso dos pares perfectos y enseguida vino una faena de autoridad y carácter. Hubo que sujetar al toro, que no fue el único que acusó la querencia a corrales y toriles. Sí el más agradecido. Los toros que cabalgan tienden a gazapear, pero este segundo, apenas.
La faena del torero de Ciudad Rodrigo tuvo varias virtudes: sentido de la improvisación, ligazón, mano baja, temple, entrega y gobierno. El tiempo justo. Grandes pases de pecho en los broches de tanda. La mano del toro fue la diestra y por ahí llegó el dibujo más redondo. Un metisaca, una entera a paso de banderillas. El agrio quinto escarbó como un poseso, arreó y se dolió en banderillas. Tan violento y áspero como reservón. Paciente, Del Álamo supo resolver los acosos del toro cuando se le puso a la defensiva y lo buscó con mal estilo. Un desplante como recurso. El toro se le habría atragantado a cualquiera.
Tercero, cuarto y sexto dieron juego. Pero los tres buscaron antes o después la querencia de tablas o toriles. Las secuelas del desencajonamiento, que es en Azpeitia preceptivo. El tercero estuvo por rajarse, pero no consintió López Simón. Y el cuarto, más que el tercero; el sexto murió barbeando las tablas y sin descubrirse. El cuarto metió la cara con ganas –embestidas más potentes que las de cualquier otro; el tercero, con son bondadoso; el sexto se apagó antes de lo previsto. López Simón estuvo firmísimo, dispuesto a lo que fuera, pero embarcado en dos faenas kilométricas, interminables. Es de esos toreros que no sufren. Y si sufre, no se nota. Una estocada rinconera al buen tercero. Un quinario con la espada en el sexto. Se rondó el tercer aviso.
No tan áspero como el quinto pero casi, el primero, que también amagó con rajarse, pegó muchos trallazos. Toro desganado, porfía segura de Javier Castaño. Y un cuarto, premiado con la vuelta al ruedo sin particular motivo, que tuvo entrega en el capote y veintitantos viajes en la muleta de largo aliento. Codicia que en las pausas se ensombrecía con su manera de buscar con la mirada y el gesto la puerta de salida. Se templó Castaño en faena de ritmo y ajuste, tandas abundantes de cinco y hasta seis ligados. La distancia justa, la colocación también. Bonita faena. La banda la celebró y subrayó con una versión airosa del “Zacarías Lecumberri”, música que amansa a las fieras.
Postdata para los íntimos.- Viento sur, bochorno. El traje de luces pesa. En el descansito del tercero, vienen al palco 1 y nos invitan a cava a los Iriarte Aramburu y sus invitados. Gracias. De nada. ¿Volverás el año que viene? Volveremos. Si Dios quiere.
Barquerito 
Nota: En Azpeitia se debería exigir un mínimo de dos entradas al caballo
Foto: André Viard

4 comentarios:

  1. Pedraza, mejor lamina que el año pasado, menos kilos, pero como siempre sin romper ninguno en bravo, en general mansurrones de comportamiento y esta vez sin sensacion de peligro en el ruedo. La vuelta al ruedo del cuarto, de chiste, rendimiento de pleitesia al ganadero y peloteo taurino. No obstante, de no aburrirse en la grada.

    Gran feria la vivida en Azpeitia, bombones en Ana Romero, algun kilo de mas en Cuadri y mejora de estampa en Pedraza. Naturales de Perez Mota, faenon de Juan Bautista y personalidad de Lopez Simon.

    Ojala todas las ferias fueran asi¡

    nota: a cuidar el estado del ruedo, exceso de arena.

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  2. es plaza de tercera,pero de primerisima el cuido del toro,esa feria y esos protagonistas no cabrian en andalucia porejemplo, aqui solo prima la pintureria y el cuento de camino .... felicitaciones , que cunda el ejemplo

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  3. Mas allá de la actualidad informativa y partiendo de la condición de "ritual" de las corridas de toros, creo que seria oportuno reflexionar sobre la estética actual de los picadores. Picar en la yema, dar el pecho del caballo y torear con él hasta encelar al toro para conseguir su arrancada son acciones bellas e imprescindibles. Cubrirse la mona de hierro con la calzóna es accesorio, pero conveniente. La estética es
    importante siempre. Desabrochar los botones para lucir cacha de acero es una horterada. Es un homenaje a "robocop" que no tiene cabida dentro de la estética de una corrida de toros. Esta moda, hortera y fea, una aberración mas como fue el uso de "esqueleto" en los capotes de brega. Vigilemos lo accesorio, sabido es que el diablo está en los detalles.JUANSINTIERRA

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  4. buena corrida de Pedraza de yeltes

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