La plaza de Las Ventas debería ser el centro del toreo, donde se midiesen en competencia los mejores espadas y se diese oportunidad –durante la necesaria temporada- a los jóvenes que piden paso y muestran cualidades.
Sin embargo Las Ventas parece convertida en el Templo de Jerusalén del que Jesús echó a los mercaderes, aquí sin afición que les eche, se mantienen los que trafican con lo que nos gusta, los comisionistas, los favores que se devuelven, los cambios de cromos, las transacciones sin interés taurino que consiguen cosas como las que estamos viendo cada domingo, con novilleros y cuadrillas insufribles, sin capacidad ni interés y que el día 23 de agosto toree Álvaro Casillas, un novillero con la friolera de 36 años y que en 2012 no se vistió de torero, en 2013 actuó en una novillada en Azuqueca de Henares y en 2014 en otra en Los Navalucillos. Están echando de la plaza (nuestro Templo) pero a los aficionados.
Carlos Alonso
No hay comentarios:
Publicar un comentario