La tarde había sido de constante emoción. Una tarde de toros de incontrolable contenido en la que no valían las medias tintas. Los Miura impusieron su sello y Rafaelillo y Escribano respondieron con una desgarradora y sincera demostración del toreo sin excusas ni remilgos. Era todo o nada. Qué emoción.
Andrés Verdeguer -Aquí la crónica completa -
Foto: cultoro
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