Rafaelillo ha vuelto a estar cumbre con la de Miura. Si en el mes de junio fue en Madrid, donde tuve el privilegio de estar, en el mes de julio ha sido en Valencia, donde ha toreado como hacía tiempo que no veíamos torear a un miura.
Los miuras no son los toros descastados, bobalicones y obedientes a los que, desgraciadamente nos estamos acostumbrando últimamente. El toro moderno, el que llaman el Toro2.0, tan apreciado por las figuras, esas que nos piden que seamos más triunfalistas y menos ortodoxos.
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El último de Rafaelillo en Valencia, al que ha toreado superior, iba largo y templado, pero había que hacerlo ir. Porque para que fuera había que ponérsela en el sitio, y esperar unas décimas de segundos eternas a que el toro se la tragara, en la duda de si iba a ir a por la muleta o a por el torero. Muchísimo mérito el de este matador que exprime los miuras hasta el último aliento.
Ignacio Sánchez-Mejias
Bueno, pues perdonar mi ignorancia pero... ¿por qué, o cómo, es que Rafaelillo lidia tanto Miura?
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