En El Chofre. Enlazo y copio unas lineas:
El toro apretaba, desarrolló ese sentido que desarrollan los toros de esa edad que tienen un fondo de casta. Había picante, fuelle, pedía el carnet…. Un toro que, sin ser bravo, era un toro.
Urdiales no se amilanó. Al contrario que su anterior borrego, en el toro de verdad se puso en el sitio de verdad, sin trampa, dando la cara, echando la muleta adelante, intentado torear y rematar los muletazos. No era fácil. A veces lo consiguió, otras no, pero en todos los muletazos hubo algo imprescindible para la fiesta de los toros: emoción, la emoción que da un toro de verdad, sea más o menos bravo.
Se la jugó Urdiales, digno hasta el final, con vergüenza torera, dando la cara como el necesita más que el comer los contratos.
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