-Descastada corrida en general, dulce hasta la exageración el quinto. Decepcionante para lo que siempre se espera de una corrida de supuesto corte torista.
-Dispuesto estuvo el riojano arrancando muletazos al segundo. Faena asentada, inteligente, valerosa y de mérito ante un toro descastado, blandote sin perder las manos del que había que tirar continuamente. Pozo sin agua del que Urdiales sacó algún caldero en forma de muletazos con más casta que estética, aunque meritorios sin duda. Capítulo aparte merece la soberbia estocada recetada a este toro. Colocado entre pitones, derecho, echando la muleta abajo y tirándose arriba, cobró un estoconazo de libro. Oreja.
Con el quinto estuvo aseado. Digna tarde de Diego Urdiales, propia de un torero en sus circunstancias.
El Cid se topó con un lote sin mayores problemas. Ambos ejemplares pedían a gritos que se pusiera en el sitio, porque de lo contrario de cían nones a los engaños. Tardó en enterarse, y, cuando se puso, aprovechó en la mayoría de los casos las embestidas de sus oponentes. Hubo naturales de mérito en ambos toros. Tarde correcta. Se le acabó la feria.
Con el quinto estuvo aseado. Digna tarde de Diego Urdiales, propia de un torero en sus circunstancias.
El Cid se topó con un lote sin mayores problemas. Ambos ejemplares pedían a gritos que se pusiera en el sitio, porque de lo contrario de cían nones a los engaños. Tardó en enterarse, y, cuando se puso, aprovechó en la mayoría de los casos las embestidas de sus oponentes. Hubo naturales de mérito en ambos toros. Tarde correcta. Se le acabó la feria.
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