El viernes, 6 de agosto, llegamos a la coqueta plaza de Vic Fezensac para asistir a una más que interesante ‘corrida concurso exclusivamente francesa’. Prácticamente tres cuartos de plaza, en la que el silencio, respeto y concimiento de sus aficionados deja impresionado a cualquiera.
De los 6 toros lidiados, de impecable presentación a excepción del feo tercero, (el sobrero de L’Astarac), ya que el toro de Luc Jalabert se rompió un pitón al enchiquerarlo, destacamos la impresionante estampa del toro de Hubert Yonnet, rematadísimo por delante y atrás, y dos puñales por pitones que pocas veces se ven. Le dieron mucha leña en varas y se vino abajo, aunque tampoco traía de salida mucha fuerza en los remos. El toro de Robert Margé,un colorado, muy Domecq él, fue el que a la postre se llevó el concurso. Se trató de un toro que no se empleó a fondo en el caballo, pero que a la muleta llegó como cualquier figura de hoy anhela, largo, arrancándose al toque, humillando y con el hocico pegado a la arena. Julien Lescarret le dio 30 muletazos pero se podía haber quedado dormido delante de él dándole pases toda la noche. Para nosotros, el toro más importante de la tarde fue el sexto. Un toro de bandera de Pagés Mailhan (Arranz), con el que vivimos un tercio de varas de una emoción indescriptible. El Pimpi puso tres puyazos en la yema, después de torear a caballo de verdad. Gran parte de la emoción la puso, como no, el magnífico caballo de la cuadra de Bonijol, posiblemente la mejor cuadra que hay hoy en día. Un caballo ligero y fuerte, rápido de reflejos y obediente a la mano. La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué los mismos picadores que aquí nos desesperan, en Francia nos emocionan y además reflejan sus ganas de hacer bien la cosas? El toro en la muleta siguió con la misma codicia y Julien Miletto le cortó las dos orejas también.
Excesivos trofeos para los toreros, pero una magnífica tarde de toros que hoy en día es totalmente impensable bajo nuestras fronteras.
Si tuviéramos que poner un pero sería el que los mayorales salieron a saludar y dar la vuelta con el matador de turno sin que finalizara la corrida, lo que a nuestro parecer no muestra mucho el respeto hacia el resto de ganaderos, y menos en una concurso.
Foto: Vía Aplausos
De los 6 toros lidiados, de impecable presentación a excepción del feo tercero, (el sobrero de L’Astarac), ya que el toro de Luc Jalabert se rompió un pitón al enchiquerarlo, destacamos la impresionante estampa del toro de Hubert Yonnet, rematadísimo por delante y atrás, y dos puñales por pitones que pocas veces se ven. Le dieron mucha leña en varas y se vino abajo, aunque tampoco traía de salida mucha fuerza en los remos. El toro de Robert Margé,un colorado, muy Domecq él, fue el que a la postre se llevó el concurso. Se trató de un toro que no se empleó a fondo en el caballo, pero que a la muleta llegó como cualquier figura de hoy anhela, largo, arrancándose al toque, humillando y con el hocico pegado a la arena. Julien Lescarret le dio 30 muletazos pero se podía haber quedado dormido delante de él dándole pases toda la noche. Para nosotros, el toro más importante de la tarde fue el sexto. Un toro de bandera de Pagés Mailhan (Arranz), con el que vivimos un tercio de varas de una emoción indescriptible. El Pimpi puso tres puyazos en la yema, después de torear a caballo de verdad. Gran parte de la emoción la puso, como no, el magnífico caballo de la cuadra de Bonijol, posiblemente la mejor cuadra que hay hoy en día. Un caballo ligero y fuerte, rápido de reflejos y obediente a la mano. La pregunta que nos hacemos es ¿Por qué los mismos picadores que aquí nos desesperan, en Francia nos emocionan y además reflejan sus ganas de hacer bien la cosas? El toro en la muleta siguió con la misma codicia y Julien Miletto le cortó las dos orejas también.
Excesivos trofeos para los toreros, pero una magnífica tarde de toros que hoy en día es totalmente impensable bajo nuestras fronteras.
Si tuviéramos que poner un pero sería el que los mayorales salieron a saludar y dar la vuelta con el matador de turno sin que finalizara la corrida, lo que a nuestro parecer no muestra mucho el respeto hacia el resto de ganaderos, y menos en una concurso.
Foto: Vía Aplausos
Totalmente de acuerdo con Vd.
ResponderEliminarSolo el sexto toro -de Pagès Mailhan- merecia el premio, pero el de Margé Domec fué noblisimo