Una feria de marcado corte torista y resultados de artista. Ahí radica uno de los muchos secretos de la Feria de San Ignacio de Azpeitia que concluyó el lunes y que ha estado marcada por dos nombres: Curro Díaz y Paulita. Inspiración, creatividad, duende. Valor, también. Y ese golpe de misterio que envuelve a toreros fuera de patrón y norma. El jienense cuajó el lunes una faena sublime a un toro de Pedraza de Yeltes -"no sabría describir lo que hice", admite Curro Díaz- y el aragonés cuajó a dos toros de Cuadri el domingo, sobresaliendo por la firmeza y el compromiso surgido de un torero tachado en muchas ocasiones de todo lo contrario. "Fue magia lo que surgió allí, pero es que todo Azpeitia es magia. Te encuentras con toros muy serios pero el público apoya a los toreros y eso ayuda a la hora de hacer un esfuerzo", reconoce Paulita.
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Situada en el Valle de Urola, en el epicentro geográfico de la provincia de Guipúzcoa, Azpeitia emerge como un trampolín, una fuente de inspiración. Ahí están los hechos. Respeto al toro y reconocimiento al torero. En ese equilibrio radica la verdad de un pueblo que venera la tauromaquia y la historia. UnaComisión Taurina de aficionados que los beneficios los dona a las Siervas de María de la localidad y las pérdidas -si las hubiere- las ponen de su bolsillo. Ver para creer.
Aquí el artículo completo de Iñigo Crespo para El Mundo
Foto: Javier Arroyo para Aplausos
Precioso remate el de la media verónica. Ciertamente, ¡torería! // Atte., Torotino.
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