Hoy ha traído Victorino Martín a
las Ventas un encierro justito de casta, fuerza y bravura, noble como la seda,
toros que acudían a la muleta con fijación y codicia en mayor o menor grado
pero sin molestar al torero, con la excepción del quinto que se ha quedado
parado como un marmolillo al salir del caballo y no ha vuelto a recuperarse en
ningún momento.
Muy diferentes a los de otro
tiempo, ya no buscan las zapatillas del torero ni se vuelven buscando lo que se
dejan detrás, ni aprenden durante la lidia, ni embisten con fiereza.
Pero si hoy con los Victorinos
dulces los toreros son incapaces de someterlos, si fueran como los de antes
sería muy difícil encontrar diestros que tuvieran valor y oficio para
enfrentarse a ellos.
Además la corrida ha sido muy
desigual de presentación, los tres primeros anovillados han dado muchas
facilidades a los toreros que sólo ha aprovechado en alguna medida Alberto
Aguilar cortando una oreja al tercero en el que ha demostrado arrojo y valor.
Ha recibido a la verónica ganándole terreno al toro que empuja en varas aunque
dobla las manos al salir de ambos puyazos y llega a la muleta justo de fuerza,
atiende con fijeza a la muleta de Aguilar que intenta llevarle toreado pero
comete numerosos fallos que el toro aprovecha para achucharle lo que no arredra
al torero que aguanta bien en la cara del toro y se tira bien a matar
consiguiendo una estocada delantera y algo caída. Ha sido una faena realizada
con valor y entrega.
El sexto de la tarde que se para
en banderillas demuestra su casta en la muleta con fijeza y codicia y desborda
en varias series a Aguilar que está fuera de sitio, muy dubitativo e inseguro y
sólo a última hora es capaz de sacarle dos series de tres pases casa una al
natural de buena factura.
Aguilar ha tenido el mejor lote y
la oportunidad de salir por la puerta grande que no ha sido capaz de aprovechar
seguramente porque está poco placeado. En el quinto toro intenta un quite por
chicuelinas con más voluntad que acierto.
Antonio Ferrera pone banderillas
a toro pasado y torea fuera de cacho, de perfil y echando el toro hacia fuera,
recortando el viaje del toro para darse el arrimón, igual que Diego Urdiales.
Si los Victorinos hubieran sido como los de antes no les hubieran perdonado.
La bondad que han desarrollado
los toros de Victorino les hace semejarse en cuanto a las facilidades que
ofrecen a los toreros a los millones de toros de encaste domecq que pululan por
las plazas y no creemos que ese sea el camino a seguir salvo que el ganadero pretenda
que sólo se diferencien en el nombre.
Esta es la última crónica de este
periplo Isidril, Artístico y Cultural, mañana no he encontrado motivos en el
cartel para acudir a la cita pero estaremos atentos a la próxima programación
para reanudar esta apasionante tarea.
Gracias a quienes siguen nuestros
devaneos y nos aprecien o nos odien por ellos.
Jandro
viernes, 8 de junio de 2012
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