miércoles, diciembre 07, 2016

«Armarse a la suerte. Figuras de tauromaquia del Museo Nacional de Escultura de Valladolid»

La tauromaquia y su representación artística viven a fines del siglo XVIII su edad de oro. La más célebre de todas es la de Goya, que no se editó hasta 1816. Antes, otros artistas habían tratado del tema, como Juan Cháez.
De este escultor, el Museo Nacional del Escultura posee un grupo de exquisita rareza: una tauromaquia de 1790, concebida como una serie narrativa que representa las suertes de la lidia moderna, retrata a toreros ilustres y reproduce los ricos atuendos del oficio.
Las figuras combinan la madera policromada y un refinado trabajo de sastrería artesanal, que se presentan ahora por primera vez, tras una laboriosa y compleja tarea de restauración.
El título de la exposición, «armarse a la suerte», remite figuradamente a esa riqueza indumentaria y al rito de ataviarse para la lidia. «Armarse» significa revestirse, guarnecerse; en suma, dar dignidad ceremonial, a través del traje, a la gravedad del acontecimiento. Y es que el esmero del atavío era el primer acto de esta fiesta ritual, cuyo núcleo es la «suerte»; es decir el sino, el destino, el espacio del riesgo y la incertidumbre.

Nota: Si tienen ocasión de verla no la desaprovechen 

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