lunes, agosto 21, 2017

Cuando sale un toro encastado...

Cuando sale un toro encastado, la cosa se pone seria; si, además, la estampa es imponente y luce cara astifina, el asunto no es para tomársela a broma.
Y eso fue lo que ocurrió con la corrida de Torrestrella, muy bien presentada, que acudió con prontitud a los caballos, persiguió en banderillas y se movió sin descanso en la muleta; prevalecieron, eso sí, la codicia, el genio y la dificultad por encima de la nobleza y la calidad que permiten el toreo moderno. Eran toros para lidiar y torear, no para dar pases; eran toros para toreros heroicos y poderosos, experimentados, con oficio y las ideas muy claras. En otras palabras, toros para un mirlo blanco.
Y pasó lo que tenía que pasar, que ganaron los de negro, que vendieron muy cara sus vidas, que no se cansaron de embestir, y, por fortuna, no dieron un disgusto irreparable a una valerosa y respetable terna que, en líneas generales, estuvo por debajo sus oponentes.
(...)
Conclusión: ganaron los toros y perdió el ganadero. Se correrá la voz de la casta del toro y, a estas horas, ya estará tachada la ganadería de Torrestrella en las agendas de las figuras. Así está esto…

Fotos : Arjona ( Aplausos)


1 comentario:

  1. Yo a los toros le vi un quiero y no puedo.Era una casta, que lo único que les hacía tener ,es un peligro sordo, ni bueno para el torero ni para el espectador.

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