lunes, octubre 15, 2018

Rubén Pinar


Hoy esa liturgia se cobró su tributo de sangre en un diestro que, como Rubén Pinar, sobreponiéndose al dolor, a la limitación física –que no anímica-, fue capaz de un gesto que le eleva por encima del común de los mortales; gesto heroico el de aguantar, sin una sola duda, con hombría, sin teatro alguno, la seria gravedad de una cornada de dos trayectorias, para lidiar y aun estoquear a su duro, durísimo oponente. No hubo cojeos de dolor, no hubo nada de cara a la galería, que sin duda lo habría valorado, no hubo sino la ética del deber cumplido, y la asunción de todos esos valores que conlleva este arte ancestral.
(...) ¡Bravo por el torero y por el hombre! Esta es la verdadera heroicidad de los que se visten de luces.


Rafael Cabrera - aquí la crónica-

Fotos: Andrew Moore


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