ÉPICA DE ROBLEÑO Y CORNADA PARA
CASTAÑO EN MONT DE MARSAN
(André Viard)
Frente a una corrida
seria, en parte muy complicada y en parte muy buena de José Escolar,
Fernando Robleño y Julien Lescarret han salido en hombros mientras
que Javier Castaño estaba operado de dos cornadas en la espalda
propinadas por el muy duro quinto toro.
Seis toros de José
Escolar, más en Santa Coloma los tres primeros, algo tardos y
parados los dos primeros, muy noble el tercero, y más en Albaserrada
los otros tres : duro el cuarto, muy peligroso el quinto y muy
bueno el último.
Fernando Robleño saludo,
vuelta y oreja, Javier Castaño saludo y cornada, Julien Lescarret
oreja y oreja.
Saludaron después de
banderillear el tercero Morenito de Arles y Manolo de los Reyes, asi
como Rafael Cañada y Manolo de los Reyes después de banderillear al
último. Los toros secundo, tercero y último fueron aplaudidos en el
arrastre. Robleño y Lescarret salieron a hombros, pero se negó el
ganadero a hacer lo mismo, explicando que cuando un toro suyo hería
a un torero no cabía participar en el triunfo. Eso sí, salió
discretamente el mayoral a saludar en la boca del burladero.
La feria de Mont de
Marsan se ha acabado con una gran tarde torista gracias a la variedad
de juego de una corrida de José Escolar que por su trapío é
importancia ha mantenido el interés a lo largo de toda la tarde. Han
asistido los aficionados que llenaban la plaza a una corrida de toros
auténtica, con tercios de varas imponentes gracias a la gran cuadra
Bonijol y a la disposición de los seis picadores, Tito Sandoval,
Francisco Plazas, Alfonso Doblado, Fernando Sánchez, Rafael Saúco y
Marc Reynaud que fueron llamados a saludar al final del festejo. Ganó
el premio al mejor tercio Tito Sandoval, montado en el maravilloso
caballo Tabarly de menos de 570 kilos.
El momento más emotivo
de esta corrida que quedará en el recuerdo vino con la lidia del
quinto toro, bajo, fino, muy astifino, pero muy complicado y
descolocándose en los capotes : cogió a Castaño cuando lo
ponía en suerte, lo lanzó en el aire y le infligió al vuelo dos
cornadas en las espalda antes de que cayerá el suelo. Una prenda
importante que se hizo dueño del ruedo, rompiendo capotes y
persiguiendo a la gente en todos los tercios. Cobró cinco puyazos de
Fernando Sánchez, el último desde el centro donde le colocó
Fernando Robleño. A continuación, y mientras que la plaza entera se
ponía de pié para alentar a Robleño del cual se esperaba una lidia
sobre las piernas y una estocada al paso de banderillas, el público
de Mont de Marsan vió como éste se adueñaba poco a poco del toro,
tragando mucho y apostando en cada muletazo, primero sobre el pitón
izquierdo y luego sobre el derecho. Una faena épica de torero maduro
con sangre fría é ideas claras. Aguantó Robleño miradas y
colacadas hasta que, rendido el toro, le rubricó un formidable
volapié en todo el alto. Desafortunadamente, el toro se emplazó, y
Robleño tardó en descabellarlo después de numerosos intentos. Se
concedió una oreja de peso, pero de haber descabellado antes, es
probable que el público le hubiese pedido hasta el rabo.
Frente al primero, un
toro bravo pero tardo y pronto apagado no tuvo opción, y frente al
cuarto, otra prenda sin llegar a la dificultad del quinto, Robleño
hizo ya un gran esfuerzo, perdiendo la oreja ganada a ley después de
dos pinchazos y una estocada desprendida.
Bravo también en cuatro
varas desde el centro de Tito Sandival, fué el segundo que se rajó
demasiado pronto para permitirle a Javier Castaño quien lo empujó
siempre para adelante de levantar vuelo. Mató de gran estocada y
escuchó una ovación. El quinto evidenció en seguida su sentido, y
en el primer capotazo de Castaño en el momento de ponerlo en suerte,
se atravesó y lo cogió de lleno.
A Julien Lescarret le
tocaron los dos mejores toros de la corrida, un tercero bravo en tres
varas, noble y con buen són, frente el cual se acopló a rachas.
Mató de una entera tendida después de un pinchazo y cortó una
oreja. El último fué con diferencia el mejor toro de la corrida,
bravo en tres varas, y evidenciando después buen tranco, buen son,
mucha humiliación y fijeza por ambos pitones. Otra vez se acompló a
rachas Lescarret, y después de dejar una estocada entera y tendida
cortó una nueva oreja.
Javier Castaño está
ahora mismo operado de dos cornadas en la espalda, una por lo visto
superficial, y otra más grave.
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