TRES HISTORIAS DE VALOR Y ALGO MÁS
Javier Vellón (en La Puntilla de Castellón)
Domingo 14 de marzo de 2010. 8ª corrida de la feria de la Magdalena.
Seis toros de Victorino Martín, desiguales de presentación, con tres primeros toros terciados. Todos ofensivos por delante. Corrida dura y complicada, con dos toros nobles y encastados, 1º y 6º, un manso, 2º, y tres con dificultades que fueron desarrollando sentido.
José Luis Moreno (grana y oro): petición y saludos que recogió la cuadrilla, al ser cogido cuando entraba a matar a su 1º.
‘Rafaelillo’(azul marino y oro): silencio en el que mató por Moreno (dos pinchazos, estocada y dos descabellos); saludos tras aviso (dos pinchazos, estocada, tres descabellos); oreja con petición de la segunda (estocada caída).
Luis Bolívar (sangre de toro y oro): vuelta (bajonazo); silencio tras dos avisos (tres pinchazos, estocada y doce descabellos).
Incidencias: 2/3 de plaza en tarde soleada y fría. Presidió José Antonio Gracia. Parte facultativo de José Luis Moreno: cornada en la parte posterior del muslo izquierdo, ascendente de 20 cms. con gran desgarro muscular. Pronóstico grave.
Victorino envió a Castellón una corrida durísima, con mucho que torear, exigente al máximo, incluso en los casos del 1º y del 6º, dos ejemplares que desarrollaron una cierta dosis de nobleza. Frente a ellos, no valían las medias tintas, había que dominarlos desde el inicio, haciéndolo todo bien puesto que, incluso así, un descuido mínimo, como le sucedió a José Luis Moreno al entrar a matar a su 1º, suponía la cornada.
El cordobés estuvo importantísimo a lo largo de toda la faena al 1º. Desde que lo recogió con el capote, bajándole la mano y sacándoselo a los medios, hasta la manera de ponerlo en suerte para el tercio de varas, Moreno rindió tributo a la lidia, ese compendio de normas técnicas cuyo fin es domeñar la casta brava. Ha sido el único ejemplo de toda la feria, quizá porque ha habido poca bravura que encauzar.
A continuación, su faena de muleta rezumó torería, en las dos series de naturales de inicio y en las de redondo posteriores, llevando siempre muy toreado a un animal que, pese a su nobleza, no era la tonta del bote. Temple y buen gusto, dominio y profundidad en lo que, sin duda, ha sido el trasteo más importante del ciclo, que el público no supo recompensar.
La segunda historia de valor la protagonizó ‘Rafaelillo’, que tuvo que matar cuatro victorinos tras el percance de su compañero.
El murciano se la jugó en los tres toros que le correspondieron, sobre todo en el 2º y el 5º. Al primero de ellos, un manso de carreta que huía de su propia sombra, le dio pases muy templados aprovechando la acometida de la res hacia los adentros y tras probarlo en todos los terrenos. No menos digna fue su actuación en el 4º, una alimaña que buscaba la taleguilla en la salida de cada pase y que fue desarrollando sentido a medida que transcurría el muleteo. La cornada podía llegar en cualquier momento pero el diestro mantuvo la firmeza.
Y llegó el 6º. ‘Rafaelillo’ desarrolló una faena vibrante, desgarradora, de contenido irregular pero bajo el signo de la emoción a un buen toro, con las dificultades propias de la casta. Surgió la polémica en torno a la no concesión de la segunda oreja. Desde luego, el trofeo conseguido no puede compararse a otros de este misma feria. En cualquier caso, su cartel sale revalorizado de esta difícil prueba.
Bolívar compuso un meritísimo trasteo al 3º, otro toro complicado, con un potencial trágico en cada pitón. Las series de redondos del colombiano fueron el premio a su constancia. Muy importante el matador en este toro. Sin embargo, en el 5º, tras el planteamiento inicial con la izquierda, se vio desbordado por la acometividad de la res, que exigía una lidia dominadora y que fue adueñándose de la situación.
Javier Vellón (en La Puntilla de Castellón)
Domingo 14 de marzo de 2010. 8ª corrida de la feria de la Magdalena.
Seis toros de Victorino Martín, desiguales de presentación, con tres primeros toros terciados. Todos ofensivos por delante. Corrida dura y complicada, con dos toros nobles y encastados, 1º y 6º, un manso, 2º, y tres con dificultades que fueron desarrollando sentido.
José Luis Moreno (grana y oro): petición y saludos que recogió la cuadrilla, al ser cogido cuando entraba a matar a su 1º.
‘Rafaelillo’(azul marino y oro): silencio en el que mató por Moreno (dos pinchazos, estocada y dos descabellos); saludos tras aviso (dos pinchazos, estocada, tres descabellos); oreja con petición de la segunda (estocada caída).
Luis Bolívar (sangre de toro y oro): vuelta (bajonazo); silencio tras dos avisos (tres pinchazos, estocada y doce descabellos).
Incidencias: 2/3 de plaza en tarde soleada y fría. Presidió José Antonio Gracia. Parte facultativo de José Luis Moreno: cornada en la parte posterior del muslo izquierdo, ascendente de 20 cms. con gran desgarro muscular. Pronóstico grave.
Victorino envió a Castellón una corrida durísima, con mucho que torear, exigente al máximo, incluso en los casos del 1º y del 6º, dos ejemplares que desarrollaron una cierta dosis de nobleza. Frente a ellos, no valían las medias tintas, había que dominarlos desde el inicio, haciéndolo todo bien puesto que, incluso así, un descuido mínimo, como le sucedió a José Luis Moreno al entrar a matar a su 1º, suponía la cornada.
El cordobés estuvo importantísimo a lo largo de toda la faena al 1º. Desde que lo recogió con el capote, bajándole la mano y sacándoselo a los medios, hasta la manera de ponerlo en suerte para el tercio de varas, Moreno rindió tributo a la lidia, ese compendio de normas técnicas cuyo fin es domeñar la casta brava. Ha sido el único ejemplo de toda la feria, quizá porque ha habido poca bravura que encauzar.
A continuación, su faena de muleta rezumó torería, en las dos series de naturales de inicio y en las de redondo posteriores, llevando siempre muy toreado a un animal que, pese a su nobleza, no era la tonta del bote. Temple y buen gusto, dominio y profundidad en lo que, sin duda, ha sido el trasteo más importante del ciclo, que el público no supo recompensar.
La segunda historia de valor la protagonizó ‘Rafaelillo’, que tuvo que matar cuatro victorinos tras el percance de su compañero.
El murciano se la jugó en los tres toros que le correspondieron, sobre todo en el 2º y el 5º. Al primero de ellos, un manso de carreta que huía de su propia sombra, le dio pases muy templados aprovechando la acometida de la res hacia los adentros y tras probarlo en todos los terrenos. No menos digna fue su actuación en el 4º, una alimaña que buscaba la taleguilla en la salida de cada pase y que fue desarrollando sentido a medida que transcurría el muleteo. La cornada podía llegar en cualquier momento pero el diestro mantuvo la firmeza.
Y llegó el 6º. ‘Rafaelillo’ desarrolló una faena vibrante, desgarradora, de contenido irregular pero bajo el signo de la emoción a un buen toro, con las dificultades propias de la casta. Surgió la polémica en torno a la no concesión de la segunda oreja. Desde luego, el trofeo conseguido no puede compararse a otros de este misma feria. En cualquier caso, su cartel sale revalorizado de esta difícil prueba.
Bolívar compuso un meritísimo trasteo al 3º, otro toro complicado, con un potencial trágico en cada pitón. Las series de redondos del colombiano fueron el premio a su constancia. Muy importante el matador en este toro. Sin embargo, en el 5º, tras el planteamiento inicial con la izquierda, se vio desbordado por la acometividad de la res, que exigía una lidia dominadora y que fue adueñándose de la situación.
Foto:Antonio casado para Burladero
Vía: Revista La Puntilla de Castellón
Vía: Revista La Puntilla de Castellón
Foto: Antonio Casado para Burladero
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