Agustín Hervás- Aquí
la crónica-
Perera ha salido triunfador,
los isidros necesitaban una víctima. La misma tauromaquia que
siempre se ha rechazado en Las Ventas, exactamente la misma que se ha censurado
severamente a Juli (de hecho yo dudada si era uno u otro el que estaba viendo
triunfar), esa que deja la pierna atrás desde el primer cite, que retuerce el
cuerpo antinaturalmente y lleva a los toros tirando líneas, es la que ha
practicado Perera con el primero de su lote, un ejemplar almibarado y jabonoso.
Muletazos largos, el toro cosido a la muleta, sí, pero, en qué lugar queda la
ética y la estética, no hablemos ya de la naturalidad. La estocada, entrando
con verdad, cayó muy pasada, y don Justó, el usía de turno, soltó con malas
pulgas el pañuelo que concedía la segunda oreja, a todas luces indignado con
los isidros.
Vazqueño -Aquí la
crónica-
pero a Miguel Ángel… le construyó la
capilla Sixtina de esta Tauromaquia postmoderna para que la decorara a su
antojo. Quizá será que se cansaron de pitar la descolocación ante cada lance,
el envío de la res hacia allá (y no hacia la espalda del diestro), el constante
paso atrás y quitarse de en medio para que el toro pase cómodamente, la ligazón
a base de no rematar ni un pase… porque todo es tan cansino que -es verdad-
termina por agotar al más pintado.
Rafael Cabrera- Aquí
la crónica-
El que se hizo dueño de la tarde fue Perera,(...)
. A su primero, Bravucón I, número 54, le toreó de capa con gusto
en unas chicuelinas que por una vez
no recordaron al toreo bufo, le hizo un
inicio de faena de gran clasicismo con impávidos estatuarios, especialmente uno
con el toro muy atravesado, y un soberbio pase de pecho, primero de los tres
que dio a lo largo de la faena. Luego
la faena comenzó a despeñarse por los más manidos terrenos de la vulgaridad
post-juliana, a base de recolocarse, echar la pata atrás, no cruzarse y demás
artificios de la tauromaquia actual.
Y de pronto, entre medias de todo ese marasmo de vulgaridad, asoma un natural
lentísimo, larguísimo, enroscándose al toro que pone a todos de acuerdo para
después continuar en el registro del resto de la faena. Anotemos que este toro era de los bobos de Victoriano que
repiten las embestidas sin pararse, sin mirar, sin molestar.
José Ramón Márquez - Aquí
la crónica
Nota: Como escribe Rafael, Pero no, no teman, que también hubo su justificación en el aplauso a
Miguel Ángel al margen de la apoteosis de toreo contemporáneo.
Hubo un quite fenomenal en el tercero, por chicuelinas ajustadas y dos
tijerillas finales graciosas, toreras, profundas y esbeltas, algo que
justificaría su toreo de percal a lo largo de la tarde, en buena medida
ausente. Hubo, no ya valor, sino verdadero estoicismo, en los estatuarios
iniciales al tercero, ceñidos, mandones, poderosos; hubo más temple en esa
faena del que hayamos visto en lo que llevamos de feria de San Isidro labrador,
manejando lenta y acompasadamente el engaño al compás del ímpetu del toro
(palabras plagiadas de ese escrito sobre Pedro Romero publicado en el Diario de
Madrid de 1789), hubo un soberano, larguísimo, inacabable cambio de mano
finalizando el trasteo, al igual que dos pases de pecho inconmensurables, y se
entregó en la estocada, aunque no fuera muy ortodoxa y el acero quedase algo
traserillo.Ah, y ese natural que menciona José Ramón
NotaII: De EL Juli y Manzanares vimos lo que se espera de ellos
Creo que es una perfecta recopilación de los aficionados más reaccionarios, cascarrabias, tristes e ignorantes de la plaza de Madrid. Su conocimiento se reduce a la memorización de un canon, pero no saber captar el devenir de las cosas. Siempre los ha habido, igual que los palmeros. Los que repasan la historia de la tauromaquia lo saben, y siempre dicen lo mismo. Es un tópico, pero en el punto medio suele estar la virtud, y en saber ver las cosas y no en simplemente esperar a ver si coincide con un canon eterno e inmutable. Así es muy fácil ver toros (o cualquier otra disciplina) y a la vez muy frustrante. Allá cada cual.
ResponderEliminarun saludo
J. C. ROMERO
Amigo J.C. ROMERO, la ignorancia y el desconocimiento de los cánones del toreo hace que haya gente que con cualquier cosa les parezca algo sublime...que Perera toreo fuera de sitio la mayor parte de las dos faenas y que solo en pequeñas dosis toreó de verdad es una evidencia, que fue mas meritoria su segunda faena que la primera también y que sus dos compañeros de cartel fueron de vergüenza, tb...allá cada cual, como bien dices.
ResponderEliminarYo es que eso de que toreó fuera de sitio no se que quiere decir. A ver, se lo que quiere decir pero no creo que tenga ningún sentido. Si torease fuera de sitio no torearía, pero si Perera mandó en la embestida del toro y ligó es que el "sitio" desde el que toreo era válido puesto que toreó, que es de lo que se trata, de torear al toro, que es lo único que debe hacer el torero (el único verdadero canon), sobre todo teniendo en cuenta el toreo en el que estamos: el toreo moderno, que se basa en llevar al toro metido en la muleta y ligar quedándose en el "sitio". ¿Que sitio? El sitio elegido por el torero para citar. Perera hizo perfectamente esto. Y le bastó para "torear", es decir, mandar en la embestida del toro, metiéndoselo hacia dentro además (vea de nuevo el video) de tal forma que quedaba colocado perfectamente para el muletazo siguiente. Lo que no hizo, efectivamente, y es lo que en el fondo se le está criticando, es que no echó la pata p'alante. Por eso su toreo careció de profundidad, que no es moco de pavo, es cierto, y es algo que hace que, a mí, personalmente, su toreo me guste menos, pero esto es una cuestión personal, ya que torear, toreó. Seguramente su toreo es menos sólido que si hubiese tenido más profundidad, eso sí, pero no se puede decir que no toreara, ya que además templó (otro verdadero fundamento del toreo moderno) o que no se acogiera a los cánones, ya que al único canon verdadero, al torear en esencia, se acogió. A lo que no se acogió es a cierta idea o canon estético de la pata p'alante (Belmontista, creo) que a mí personalmente me gusta pero que no es la esencia del toreo, solo algo que tiene que ver con la estética y la técnica. Digo que no forma parte de la esencia porque se puede torear sin hacerlo (llevar al toro en la muleta, mandar en él, torear en definitiva, de lo cual tenemos mil pruebas día a día o en videos, por si quiere mirarlo, y de parte de toreros que usted pensará que cumplen su canon, cosa que no hacen casi nunca: hablo de Antoñete, Rincón, Robles... si, si, mírese los videos) y ya sabe usted que las cosas que pertenecen a la esencia son aquellas que si las quitamos quitamos la cosa, de lo que se sigue...
ResponderEliminarJ. C. Romero
(sigue)
Por supuesto no quiero decir que lo que hizo Perera el otro día sea "lo mismo" que lo que hicieron Robles, Antoñete, Rincón... en algunas cosas es peor, en otras (temple) quizá mejor. En fin...
ResponderEliminarPor eso, el canon al que usted se refiere es un canon falso (como canon, no como opción), que quiere dárselas de toreo eterno, cuando lo único eterno en el toreo es su esencia, el hecho de llevar al toro toreado. El como se haga (por arriba, por abajo, pata p'alante, pata atrás, muleta adelante, muleta atrás...) es algo que sido cambiante a lo largo de la historia.
¿Puede entonces el torero torear desde cualquier sitio, desde donde sea? No, evidentemente no, tendrá que ponerse desde donde el toro pueda ser toreado. Si se pone demasiado fuera no podrá poner la muleta de tal forma que el toro la siga (siendo toreado) y no poder torear. O tendrá que doblarse a lo Juli de forma escandalosa, por lo tildaremos de ventaja (se dobla para poner la muleta donde debe estar para torear pero quita su cuerpo) y feo, cosa que creo en la que no cayó Perera. Pero si se pone en un sitio donde torea, es que ese sitio es correcto, por ese mismo hecho y de forma "necesaria". Se demuestra que el sitio es correcto si efectivamente es eficaz para torear o no. Perera toreó, de lo que se sigue...
Y respecto a los eruditos y los ignorantes, a mí también me gusta que haya un público formado pero, como en todas las disciplinas (cine, música, etc.) el público es variopinto. Y, aparte, los sabios de cada época cometieron cagadas gordas por ceñirse demasiado los supuestos cánones (el público de aluvión a lo sumo el mal que hizo fue poner de moda a alguien a quien el tiempo luego no perdona, por lo que su efecto es mínimo). Ej. los sabios de su época le dijeron a Guerrita que, por bajar la mano, se dejase de barrer el ruedo y torease. No cumplía el canon... Así que fíjese. Y los sabios de su época no le expusieron un cuadro a Cezanne. Decían que eso no era "pintura", que no era "pintar". En fin, no me quiero extender más y creo que me he explicado más o menos.
Un saludo
J. C. Romero