Pocas
cosas hay más inmorales que el voluptuoso dolorismo en que se
revuelcan los animalistas. Esta manera extática de
autoproclamarse “justos entre los justos” como dicen los
israelíes, buenos entre los buenos, no es señal de
perfeccionamiento moral, sino de desorientación ética, de pérdida
de la línea del horizonte. Entre otras poderosas razones porque el
sentimiento realmente dominante en estos personajes, la sal de
su indignación, es el odio feroz, despiadado, el llamamiento al
crimen, contra los aficionados a los ritos táuricos.
Foto
1: Salmonetes ya no nos quedan
Foto
2: Oscar del Pozo
Esta bitácora solo copia y pega, vive de los que escriben otros.
ResponderEliminarsi tiene usted razón ( salvo en alguna excepción)
EliminarLos antitaurinos es normal que sean animalistas, son lo más parecido a un rebaño de borregos.
ResponderEliminar