"Un
artista ha de ser único. Un mundo en sí mismo!."
A. Rubinstein.
Logroño
ofrece todos los motivos que el deseo por disfrutar de la vida puede
apetecer.
Afronta
en breve su feria de San Mateo y la ciudad se engalana para abrir,
generosa, brazos cálidos dónde refugiar tedio o monotonía
cotidiana.
La
capital riojana aprovecha en esos días, para revisar afición
taurina y deleitar a propios y extraños con un amplio abanico de
muestras culturales que recuerdan y difunden la verdadera esencia de
la pasión por la Fiesta de los Toros.
Organizado
por la" Peña Taurina El Quite de Logroño" llega la
siempre esperada huella de un artista tan sorprendente como personal.
Enrique
Martín" mira" la Tauromaquia y nos hace partícipes de
forma activa en un universo único a la par de soñado por disfrutado
y vivido.
Acercarse
a la obra de esta artista madrileño es un regalo para el
espectador en general y para el aficionado que, muy íntimamente
puede reconciliarse con los fundamentos básicos de la verdadera
Tauromaquia.
Pero.
sin duda, lo más valioso del trabajo de Enrique Martín reside en la
agradable y seductora impresión que atrapa más allá de la belleza
estética, la variedad cromática o la intensidad de imágenes,
adueñándose humildemente de la reflexión envuelta en deleite para
quienes tienen el privilegio de acercarse a sus obras.
Los
toreros de Enrique Martín son esos héroes que siempre le causaron
respeto y admiración porque nadie como ellos vivieron el riesgo sin
adulteraciones ni falsas promesas y, de esta forma, conocieron el
sufrimiento que encarna el peligro, llegando así a saborear la
gloria en su máximo esplendor, teniendo de frente a un compañero
leal que les permitiese desarrollar valor y dominio con la verdad por
bandera.
Sus
toros representan todo aquello que provoca admiración y esa
misteriosa fascinadora atracción por un animal majestuoso y único.
Los
toros de Enrique Martín son los toros que a todos nos gustaría ver
en el ruedo y, de esta forma, rinde ilustre homenaje a quien todo
sustenta como vital enamorado de la particular majeza del bravo
animal.
Disfruten
pues, de la magia del tiempo detenido en ese instante de espíritu
creativo y permitan a sus sentidos el intenso capricho de la emoción
con el arte de la Tauromaquia con mayúsculas porque Enrique Martín
Muñoz no sólo sueña el toreo, Enrique Martín, además, vive el
Toreo.
Gloria Cantero
Muchísimas gracias. No se os escapa una. Un abrazo
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