No eran toros
bravos los del Puerto, eran birriosos marrajos sin casta y sin fuerzas, sin
trapío para presentarlos en Madrid, intoreables, los que han aguantado en el
ruedo movían la cabeza peligrosamente cuando llegaban a la muleta sin pasar y
así el sexto ha cazado a Javier Jiménez en una aparatosa cogida que le ha
llevado a la enfermería y ha sido matado con acierto por Castella. Esperamos
una pronta recuperación para el torero de Espartinas y valoramos positivamente
su actitud frente a los dos marrajos que le han correspondido.
El primero ha
sido devuelto por inválido o algo así porque se ha echado después de salir del caballo
y caerse y ha sido sustituido por el primer sobrero de Buenavista, un torete
corretón y noblote al que Castella ha sacado el partido que tenía e incluso se
ha pasado de faena con un importante arrimón paseándose el toro muy despacio
entre los muslos que tenía entre los cuernos, una pequeña petición de oreja no
ha cuajado y el torero no se ha dignado salir al tercio a recibir el aplauso.
Lo ha intentado también con el cuarto pero la mala calidad del marrajo le ha
impedido realizar debidamente su cometido.
El quinto también
ha sido devuelto, así como el segundo sobrero de Torrealta que le ha sustituido
temporalmente y ha sido devuelto igualmente por evidente invalidez, el tercer
sobrero del Conde de Mayalde y con 577 kilos ha sido el único que no ha sido
protestado de salida y ha dado muy buen juego con una embestida noble y
metiendo la cara en la muleta de Talavante que cuando la plaza estaba
despistada hablando de sus cosas ha iniciado una faena de fuste basada en la
mano izquierda pero intercalando importantes redondos y rematando con una
soberbia estocada que ha derribado al toro con rotundidad.
Talavante ha
logrado en un momento mágico atraer la atención de toda la plaza, se ha hecho
el silencio y se ha vuelto a estar pendiente de lo que ocurría en el ruedo, ya
nadie podía sino atender con los cinco sentidos el prodigio de un torero
sometiendo a un toro bravo.
Oreja para el
valiente torero que ha levantado la tarde que se deslizaba hacia el abismo y
quizá la feria que parece sumida en matar de cualquier manera bueyes de carreta
y necesita toros bravos para el lucimiento de quienes se juegan la vida para
desarrollar su arte.
Dos buenos pares
de banderillas de Trujillo y también del Algabeño, aunque la peligrosidad del
toro, el mismo que ha cogido a Jiménez, le ha impedido lucirse en la medida a
que acostumbra.
Jandro
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