Aún no me hago a la idea de que te
hayas ido. Tantas tardes viéndote, tantas emociones, tantos triunfos, tantos
fracasos; la vida, la puta vida. Tú contra un mundo.
La lucha por buscar tu destino. La vida de Fandiño es una vida ejemplar. Es la vida de un hombre enamorado de una vocación imprevisible: la de ser y vivir como un torero. Momento habrá para valorarla y de ponerla como ejemplo de humanidad, frente a tanto analfabeto malintencionado. Hoy solo toca darle las gracias por los momentos irrepetibles de emoci0n y belleza que compartimos en la Plaza de las Ventas. En su plaza. Gracias maestro.JUANSINTIERRA
Lo malo es que parece que la mayoría de las veces la vida castiga al que menos se lo merece.Es de los pocos toreros, que se les podía denominar figura del toreo que empezó desde abajo y sin regalarle nadie nada ,hoy un amigo común, me ha dicho que llegó a dormir alguna noche en la estación de autobuses de Guadalajara. Se chupo muchos pueblos desde los 14 años, en donde sólo se ganaba lo que te daban cuando pasaba el Capote. He conocido otros valientes que se dejaron la piel en las plazas de talanqueras, arriesgando como si fueran Las Ventas, pero sólo él llegó, donde todo el mundo sueña cuando empieza en esta profesión tan dura. Y aunque la muerte le ponga en los carteles del cielo anunciado con Manolete, Paquirri y el Yiyo.Es demasiado peaje. Te llevaremos para siempre en nuestro corazón, Iván Fandino.
La lucha por buscar tu destino. La vida de Fandiño es una vida ejemplar. Es la vida de un hombre enamorado de una vocación imprevisible: la de ser y vivir como un torero. Momento habrá para valorarla y de ponerla como ejemplo de humanidad, frente a tanto analfabeto malintencionado. Hoy solo toca darle las gracias por los momentos irrepetibles de emoci0n y belleza que compartimos en la Plaza de las Ventas. En su plaza. Gracias maestro.JUANSINTIERRA
ResponderEliminarDescanse en paz Iván Fandiño
ResponderEliminarLo malo es que parece que la mayoría de las veces la vida castiga al que menos se lo merece.Es de los pocos toreros, que se les podía denominar figura del toreo que empezó desde abajo y sin regalarle nadie nada ,hoy un amigo común, me ha dicho que llegó a dormir alguna noche en la estación de autobuses de Guadalajara. Se chupo muchos pueblos desde los 14 años, en donde sólo se ganaba lo que te daban cuando pasaba el Capote. He conocido otros valientes que se dejaron la piel en las plazas de talanqueras, arriesgando como si fueran Las Ventas, pero sólo él llegó, donde todo el mundo sueña cuando empieza en esta profesión tan dura. Y aunque la muerte le ponga en los carteles del cielo anunciado con Manolete, Paquirri y el Yiyo.Es demasiado peaje.
ResponderEliminarTe llevaremos para siempre en nuestro corazón, Iván Fandino.