Notable
corrida de Victoriano del Río, con dos toros, por cierto, encastados
y bravos, como 'Copito' y 'Cantaor', éste último premiado con la
vuelta ruedo póstuma. (A. Verdeguer)
Ante
los mismos:
-El
4º correspondio a El Juli:
estuvo
técnicamente bien con un toro exigente, bueno, fiero. Con algún
muletazo de interés, aislado, pero en conjunto planteando una faena
de tentadero. Le dieron una oreja después de una agonía inútil del
toro que recibió aplausos al arrastre
lo
domina por bajo, ataca mucho, enlaza muletazos en el platillo.
Manda en los naturales, con la figura algo retorcida. Pincha antes de
la estocada: oreja. Ha tenido una muerte de toro bravo. ¿Qué
hubiera hecho con él Ponce, al que le correspondía?...
-El
5º correspondió a Jesús Duque:
le
plantó la muleta desde los medios este 'Cantaor'. Recrecido en su
casta y poder, el Victoriano se vino a galope, espectacular, como un
tejón, fuerte con la intención de merendarse la muleta de Duque.
Presto en el temple, que no el mando, el nuevo matador de Requena
aguantó esos 20 viajes de raza y furia, de gran impacto emotivo en
el público. Por la zurda ya fue otra cosa. Por ahí es cuando Duque
empezó a mandar. Abriéndose más el toro, bajó la velocidad y a
partir de ahí es cuando la moneda se decantó del lado de un Duque
que ya logró reunirse y mandar sobre la embestida.
(Andrés
Verdeguer)
Sobre
la faena del Ponce al 2º:
Ponce
arrancaba con la fuerza del que empieza. El cambio de mano con las
piernas flexionadas aunó los requisitos fundamentales del toreo:
mando y belleza. La primera tanda en redondo la dividió en dos, una
de acomple y la otra ya con el ritmo cogido.
Menos
intenso. La casta del Victoriano no rebosaba, había que
sugestionarla embestida a embestida. Para ello bastaba con los
vuelos. El molinete enganchado a otro cambio de mano, éste ya
encajado el torero, embraguetada la embestida, fue otra obra
cincelada en lo más clásico del toreo y los naturales brotaron de
una muleta muerta, de toques imperceptibles y flecos todopoderosos
sin apenas rozar el albero, que hacían de los naturales algo eterno.
Por ahí es por donde la faena y la embestida más y mejor se sujetó,
por la zurda. Pero el toreo en redondo fue dibujado a compás,
cargada la suerte, erguido el tronco, reposado sobre los riñones, el
pulso y el trazo acinturado, la bragueta empapada de rojo, el remate
en la cadera. Ponce y el toreo en pureza. Se dobló de nuevo al
epílogo.
Cuando Ponce buscó cuadrar para la muerte, el animal había perdido la fijeza, ya con una faena que apenas había dado un alivio por arriba y pesaba toneladas en los riñones y en el cuello del animal. Tal vez, el de Chiva se había pasado un pelín de metraje. Por eso, para asegurar el triunfo tras clarividente obra, se fue Ponce tras la espada. Atrapado por el astillado pitón derecho del muslo izquierdo, lo peor vino cuando, sin dejarlo escapar, el toro, ya herido de muerte, lo buscó con saña en el suelo, metiéndole el pitón por la axila derecha como igual se lo hubiera podido meter por cualquier otra parte y rebentándole de la presión ejercida la clavícula izquierda.
Nota: El título del post lo he copiado a Costillares
Foto: Aplausos
Nota: Deseamos una rápida y buena recuperación a Enrique Ponce
Foto: Aplausos
Nota: Deseamos una rápida y buena recuperación a Enrique Ponce
Dicen las malas lenguas que era Ponce el que vetaba a ciertos toreros que le podían hacer sombre. Lo cierto es que 20 años de alternativa y nadie lo ha apretado. cuando se han medido con el ( pocas veces ), se los ha comido, como ayer al Juli, todavía hay gente que se osa llamar aficionado y pone en duda al torero que junto con Antonio Ordoñez han comandado la tauromaquia en los últimos 50 años.
ResponderEliminarPff! Pff! Pff!
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