jueves, marzo 27, 2014

Armonías de Werckmeister

El ataque a los principios del tercio de varas y la diversidad de encastes, debe entenderse como una defraudación incondicional de los valores de la tauromaquia. El incruentismo y el monoencaste son atentados contra la Fiesta, ergo, son antitaurinos. Hay que tener el coraje para reconocer esta nociva y vergonzante infección, pero mucho más para denunciarla como tal.

El toreo perdurará en el tiempo no como una industria del entretenimiento. ¿Quién no ve en este argumento de la mayoría, un discurso que no resiste la menor prueba? El Cordobés actual, parodia de su padre, es capaz de llenar las plazas ternado con otros toreros de su mismo corte. ¿Alguien lo imagina también capaz de sostener socialmente a la tauromaquia, solo porque llena las plazas? ¿Qué es una plaza llena de todo, menos de los valores esenciales de la Fiesta, sino una concurrida reunión, dispuesta con tanta facilidad al olvido como las puertas grandes de Manzanares o Luque en Valencia? La voluntad del matadero, el mismo sentido de vacío y memoria.

Sin toro, nada.


Descabellos en su su post "Armonías de Werckmeister"

Foto: Machaquito. Vía Iván Colomer


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