"Para mi la revelación fue Antoñete con ese toro de Garzón que se hacía de llegar desde veinte metros en Las Ventas...¡ Todo el mundo le decía que le perdiera los pasos, que se alejara y él al contrario, se quedaba quieto! Es una cuestión de lucidez y voluntad ¿Cómo ese tipo, sin ninguna condición física, con más de cincuenta años, conseguía que los toros galoparan hacia él mientras que los otros toreros no lo lograban...?
Comprendí que poseía la clave del sitio, ese lugar preciso donde los toros embisten porque están obligados"
Antonio Corbacho en el último número de Tierras Taurinas, "Viaje a la Sierra de Aracena"
Puede ser eso... o puede ser que tuviera la más lúcida intuición de los terrenos que hemos conocido, el más perfecto conocimiento de las condiciones del toro desde su misma salida. Un don.
ResponderEliminarY los que sabemos que esa perfección existe, porque la hemos visto, ahora ¿qué podemos hacer cuando vemos a esa patulea de julianes? ¿Reír o llorar?
Saludos, JRM.
Todos los terrenos son del toro, de eso estoy mas que convencido, lo que hay que saber cual es el terreno en el que el toro se encuentra nas agusto para embestir, y ANTOÑETE ese pedazo de MAESTRO irrepetible se daba cuenta rapidísimo, eso sin duda es un DON DIVINO al alcance solo de los ILUNADOS como el, estes donde estes descanse en paz TORERAZO.
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