"Y como no lo pueden ver , no lo ven, y no lo entienden(...) ;por eso compadecen al toro, padecen con su pasión mortal y no con la inteligencia inmortal del torero que lo burla; porque se identifican prácticamente, sentimentalmente, con el toro, que es el que siente o padece vivo; pero no entienden la inteligente burla que es el arte de birlibirloque verdadero de torear. Todo el que no puede ver el toreo, no lo podrá entender jamás, por falta, no por sobra, de sensibilidad verdadera(...).El juego inteligente del toreo no puede andar entre bobos, como dice un estribillo popular. Es juego imaginativamente racional, enigmático, verdadero; cruelmente perfecto; luminoso, alegre, inmortal."
José Bergamín
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