De
Juan de Dios se narran historias, y él mismo las certifica, que
parecen que pueden parecer sueños surrealistas y otras imposibles
que, andando en la frontera de lo cierto o de incierto, de la mentira
y la verdad, siempre terminan inclinándose, en la balanza de la
imaginación, por ésta, porque sucedieron, más que por aquellas,
las que se imaginaron, porque este Juan de Dios -poeta, torero,
guitarrista, pregonero, ganadero, artista y un etcétera que se hace
tan largo como su apellido- se puede esperar todo, absolutamente
todo, menos que se quede callado porque todo en él es un puro
alboroto”.
Un año
después de este homenaje sentido, la revista Aplausos anunció el
fallecimiento de Juan de Dios, lo que dio pie a que el supuesto
difunto escribiera una carta a su director, que fue publicada el 5 de
agosto de 2002, y que por su ironía feroz merecería figurar en una
antología de humor inglés: “En su famosa revista taurina, comenta
el Sr. Carabias que he fallecido, que como sabe toda la gran familia
taurina de España es incierto. Gracias a Dios estoy muy sano y con
muchas ganas de vivir. En mis ratos libres me dedico a escribir y he
terminado varios libros de poesías taurinas, flamencas y marismeñas.
Diariamente toco la guitarra para recordar mis tiempos de concertista
y hasta me atreví el otro día a torear una becerra en el campo. Al
margen de esto, creo que esas noticias no se deben publicar sin estar
antes plenamente convencido de su autenticidad, ya que pueden dañar
bastante. En casa, que es la suya, se han recibido algunas muestras
de condolencia, que tendrá que contestar... ¡el propio fiambre! Sr.
Pascual: que mate un toro a un torero es muy triste, pero inevitable,
pero, por Dios... ¡Que me mate Carabias! Textualmente dice:
Desaparecido, pero se entiende que estiré la pata”. Genial. Tanto
como la forma que tuvo Juan de Dios de ser ganadero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario