Leo en el último volumen de Tierras Taurinas la sorprendente historia de la ganadería de Concha y Sierra , en la misma destaca la figura de Celsa Fontfrede quien tiene en sus manos la ganadería entre 1887 y 1929.
La historia empieza con la llegada de las "bicycle riders" a Sevilla:
“Todos los Parladé estaban locos -cuenta sin reparos Joaquín Vázquez Parladé, uno de los sobrinos-nietos de Fernando (ver opus 8) y tatarasobrinonieto del gran don Vicente José-: Andrés, el mayor, dilapidó su fortuna excavando las ruinas de Itálica. Fernando, el ganadero, lo hizo lanzándose a la conquista de todas las bailarinas, actrices, acróbatas o divas que en aquel entonces pasaban por Sevilla, y no eran pocas. En cuanto al más joven, Luis, fue un jugador compulsivo que apostaba como un poseso”. De hecho, cuando llegan a Sevilla las “bicycle riders”, Fernando Parladé se ha labrado, desde sus mocedades, una hermosa reputación de juerguista irrevocable, ya que, apenas salido de la pubertad, frecuentaba a las artistas de cascos ligeros que trabajaban en los cabarets, siguiendo el rastro de su “niñero”, quince años mayor que él, Fernando de Concha y Sierra. Después de una costosa cacería –las dos chavalas no eran tontas- los Fernandos pudieron inscribirlas, por fin, en su registro de piezas cobradas, aunque quizás fuera al revés.Tierras Taurinas vol. 24
Lo que parece cierto –o, al menos, así lo afirma Joaquín- es que la belleza exuberante de las “tandemistas” pudo más que los convencionalismos sociales, de manera que el resultado final superó las esperanzas de sus galanes: a pesar del escándalo, Fernando de la Concha y Sierra se casó con Celsa Fontfrede, mientras que Fernando Parladé le puso a Natalia Brambatti un piso burgués."
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