Sobre Terrubias y la desaparición de los Sánchez Cobaleda

Durante dos años, Terrubias ha permanecido envuelta en obras y saneamientos, por lo que la visita se iba retrasando, temporada tras temporada, hasta que estalló la terrible noticia: en otoño de 2010, todas las madres patas blancas habían sido llevadas al matadero. Con ellasdesaparecía una herencia genética única, un capítulo entero de la historia, pero, sobre todo, las profundas raíces de una familia que había sentido la ganadería como una forma de vida durante tres generaciones. “Has hecho bien en tardar en venir: el gran trauma de la familia ya se ha asumido”. La confesión es profundamente conmovedora y borra de un plumazo las críticas poco amables de que los ganaderos de Terrubias no intentaron salvar a sus animales.

Habla José Manuel Sánchez: “Nos fuimos defendiendo hasta que nos metieron en el programa de Gamma-interferón, que es una prueba para identificar posibles portadores, pero no es correcta. Encima, el que lo inventó, aconsejaba pinchar sólo una vez en el rabo y aquí, que somos más listos que nadie, pinchábamos veinte veces. Tampoco se podía pinchar en hueso y aquí a veces las agujas se doblaban... Se hacía siempre mal. ¡Del primer golpe nos mataron ochenta! Cuando fui al matadero, sólo doce salieron malas. Pagaban justos por pecadores... era una vergüenza. Una vez salió positiva una vaca que no había entrado en la prueba: esa fue gorda. Te cuento otra: había un eral que querían dejar para semental, pero dio positivo. Y había por ahí una becerra cruzada y decidimos cambiarles los pendientes. Matamos la becerra cruzada y el becerro después lo tentamos, sirvió, se lo echamos a dos vacas, superó tres saneamientos... ¡y nunca dio malo! Total, que si lo matamos, es otro que hubiera pagado justos por pecadores. Los motivos de esta vergüenza son dos: uno, mantener las directrices del Mercado Común; y dos, mantener un montón de veterinarios. En los presupuestos de la Junta de Castilla y León se destinan 14 millones de euros para sanidad animal, de los cuales 6 van para los laboratorios, 6 para los veterinarios y 2 para los pobres ganaderos que, encima, nos las matan."

Vía: Tierras Taurinas, Opus 17 dedicado al encaste Vega-Villar