domingo, noviembre 18, 2012

Raúl Sánchez habla sobre la ganadería de Luciano Cobaleda



“En aquellos años hubo una ganadería de gran predicamento para un sector de la afición deMadrid que causaba verdadero terror: Luciano Cobaleda. De esa también maté unas cuantas. Salía malísimo. Eran como sardinas, pero tenían dos ‘petacos’ que no cabían por esa puerta. Un día, con Antonio, Ángel Luis y Juanito Bienvenida fuimos a tentar a lo de Juan Antonio Álvarez, porque entonces Ángel Luis y Juanito  apoderaban a Joaquín Bernadó. Como el ganadero no tenía plaza de tientas nos fuimos a lo de Luciano Cobaleda y al terminar, alguien propuso ver la corrida que tenía preparada para Madrid, pero nadie habló de fechas. Mira, cuando llegamos al cerrado donde pastaban los toros Antonio hizo así y ni se bajó del coche. Sólo exclamó desde la ventanilla: “¡Madre de Dios!”. Yo andaba con la mosca detrás de la oreja porquecasi siempre mataba la primera de la temporada en Madrid. Total, que le pregunté a Juanito: “¿Juan, esta no será la primera de la temporada en Las Ventas?”. “No hombre, no, si tú eres como de la casa, Raúl, y además torea contigo Bernadó. ¿Cómo vamos a anunciaros con esta corrida?”, me contestó. Y tararí tararí, la de Luciano Cobaleda para Joaquín Bernadó, Raúl Sánchez y Antonio Rojas, que confirmaba la alternativa. Apoyado en la tapia, mientras veía los toros, pensaba “joder, pobre desgraciado el que tenga que ponerse delante de uno de estos”. Era terrorífica. El primero de la tarde mandó a Rojas a la enfermería. “No querías caldo Raúl, pues toma, tres tazas”, me dije”. Por supuesto, los patas blancas de Luciano Cobaleda no pasaron desapercibidos para los aficionados. “A partir de esta corrida vinimos aquí siete años seguidos -recuerda Luciano hijo-. Lo habíamos sacado un poco de tipo, más grande, con más cara… Y lo que se buscaba era la casta. Entonces, claro, un toro encastado, con mucha cara, y que no siempre humilla mucho, es molestillo. Nadie lo pasa bien, menos mi padre, que en el campo los entendía a la perfección. Sabia darles sitio, andaba con ellos, mandaba sin apretarles mucho… En Las Ventas, lo nuestro cayó de pie. Eran toros preciosos y que se movían mucho”.

1 comentario:

  1. Me ha pasado una cosa curiosa leyendo el último "Tierras Taurinas" y es que hay un pie de página consistente en un comentario de Benardó sobre la ganadería de Luciano Cobaleda y dichos comentarios no lo encuentro en el texto en sí.

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