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Silverio Pérez en España dejó contadas muestras de su arte. Toreó poco -con regular éxito- y además lo impidió la guerra. En México Silverio fue el rival más serio que tuvo Manolete. Rivalizaron, se admiraron e intercambiaron conocimientos.
Igual que Joselito el Gallo aprendió de su rival Belmonte, y éste de José. Manuel Rodríguez, el gran califa cordobés de la posguerra, captó el temple y el elegante desdén de Silverio. El mexicano asumió de Manolo, el toreo de cercanías, el esteticismo, el pundonor. Aquel no dejarse ganar la partida. El grito del pueblo mexicano cuando Silverio y Manolete iniciaban el paseíllo en la México: ¡Silverio no te rajes! No lo hizo. Cortó el rabo.
A propósito de Silverio y de Manolete escribe Carlos Abella en su obra "De Manolete a José Tomás":
ResponderEliminar"Esta temporada (1945) registró grandes éxitos de Manolete en Sevilla, donde toreó cuatro tardes, dos con Arruza, y donde mató la corrida de Miura, alternando con Pepe Bienvenida y Pepe Luís. El valor y el toreo de Manolete y de Carlos Arruza en la feria despertó la admiración de Silverio Pérez, que se decidió a cruzar el charco para torear en España y confirmar su alternativa, y que según cuenta Francisco Narbona en su magnífico libro "Manolete: 50 años desde su muerte":
"Sale con las manos en la cabeza y pregunta a sus amigos sevillanos: "¿Y éste siempre hace lo mismo?". Y cuando le responden que sí, el mexicano sentencia: "pues...entonces, lo mejor, es hacer la valija y volvernos a casa".
No obstante, al final de ese año el enfrentamiento entre Silverio y Manolete alcanzó altas cotas, enfrentándose un total de catorce tardes.
Por cierto a demás del "Silverio no te rajes" también le gritaban desde los tendidos "Carmelo nunca se dejó" en alusión a su hermano Carmelo Pérez, "un auténtico ídolo y héroe de los ruedos mexicanos, muerto en España en tristes circunstancias".
Oselito.