Escribe Rafael Cabrera Les enlazo y copio unas lineas:
-Buena parte de la crítica en estos últimos años, aupada a medios de comunicación de masas, ha ido –por intereses más o menos espurios- haciendo una eficaz labor de zapa en la afición o público ocasional, siempre alabando y ensalzando a las figuras –minusvalorando siempre, también, a otros que a veces arriesgaban mucho más- y manipulando la imagen de la fiesta. Todo está bien, todo es magnífico, la labor de los diestros es siempre impecable…
-La fiesta no se defiende llevándose mucho dinero del espectáculo y mandando mucho en empresas, prensa y ganaderías, haciendo y deshaciendo a su antojo, sino recuperando la ansiada emoción a través de la materia prima indiscutible: el toro.
Foto: "El poderoso Juli ante un terrorífico Bambichico" .
Y sin embargo el párrafo más descarnado que contiene la carta de Viard es este: 'El bacalao, como se decía antes, siempre lo partirás tú, pero procura que haya de comer para todos. Deja que la última peseta la gane el que más la necesita'.
ResponderEliminarEso vale lo mismo para la conocida depredación de Juli que para el 'tó pá mí' que practica Tomás. Ese ansia de llevarselo todo en todos los sitios, es un hecho que no se había producido nunca antes en la historia del toreo. A este respecto conviene recordar como la fama mundial de El Cordobés sirvió para que los otros toreros -Bienvenida entre ellos, sin ir más lejos- subiesen sus honorarios. Por eso siempre fue un torero muy respetado por maestros que estaban a años luz de las atrabiliarias invenciones de El Pelos, pero que reconocían el bien que les había hecho en lo tocante a los emolumentos.
Fermín Díaz Pacheco
Navalcarnero (Madrid)