Paquirri en el Recuerdo.
Francisco Rivera Paquirri, un torero que murió tal día como hoy de 1984 en Pozoblanco (Córdoba), ejerciendo lo que más le gustaba, ejerciendo una entrega sin pretextos ni engaños, ejerciendo en definitiva, lo que para él fue una forma de vida. En la vetusta enfermería de Pozoblanco y ante la tremenda herida que se abriá en su muslo derecho, no buscaba culpables ni responsables de su desdicha, más bien actuó como un autentico líder, asumiendo toda la responsabilidad, dando la cara sin miedos y marcando las pautas con mano firme ante las adversidades. Cuanto y cuanto tienen que aprender los políticos de este país, de un comportamiento tan célebre, a juego con el cargo que ostentaba, un comportamiento que quedó filmado en la sórdida desnudez de aquella camilla de Pozoblanco. No es de mi agrado hablar de política, pero si algo tienen que aprender los legisladores de este país de la entrega de un torero, es a utilizar todas sus facultades para favorecer al pueblo y no a utilizar al pueblo para vanagloriar sus intereses particulares. En estos momentos de convulsión y prohibiciones, de manipulación histórica y periodística que vive España, quiero resaltar el recuerdo de un hombre que se debió a su público, asumiendo hasta el final de su vida su responsabilidad, sin implicar a nadie en su empeño, y con la verdad de la propia muerte por delante.
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