sábado, agosto 22, 2009

Sobre los toritos de Bilbao (Eneko Andueza)


Escribe, Eneko, en El Chofre:

- Sobre las tardes de La Quinta y Hnos. García Jiménez:
Justitos de presentación los primeros, absolutamente impresentables los segundos. Aborregados todos ellos, blandos y flojos hasta la desesperación. Un saco de descaste en los dos primeros días.
Resulta evidente a estas alturas que, en Bilbao, el escaparate del Toro-Toro ha sido sustituido por un muestrario que nada tiene que ver con lo que antaño era bandera en la plaza Bilbaína
_Sobre la tarde de Fuente Ymbro
No esperábamos mucho de los Fuente Ymbro, la verdad, pero de eso, a lo que vimos, va un trecho.
De buenas a primeras un aficionado que se sienta en su localidad en la plaza de Bilbao espera ver una corrida de toros, y no un dechado de tipos, hechuras y tamaños. Espera ver una corrida íntegra, con sus pitones como es debido, con cara, y no esos pitones sospechosamente astillados a las primeras de cambio.
Lo del juego que puedan dar sería otro cantar, pueden ser mejores o peores. Ayer nos hubiéramos conformado con que tuvieran un mínimo de atributo de toro bravo. Nada de eso, un dechado de borreguez, invalidez y descastamiento para entretenimiento de las figuras y regocijo de los festivos espectadores.
A partir de ahí vimos salir seis toros de El Ventorillo correctamente presentados, parejos, íntegros, cuajados. Buena lámina, peor condición. Mansos, rajados, justitos de fuerza (el primero fue devuelto), descastaditos, alguno con algo de genio. Tercero y sexto con esas condiciones innatas de borreguez que tanto agradan a las figuras.
Se lidiaban, supuestamente, seis toros del Tajo y la Reina, propiedad de José Miguel Arroyo “Joselito” y terminó saliendo al ceniciento ruedo bilbaíno una escalera impresentable de novillos impropios de muchas plazas de segunda. Todos escurridos, sin remate, bajos, sin badana, tremendamente anovillados la mayoría salvo el sexto que tenía cara pero estaba muy mal hecho. Así está Bilbao por obra y gracia de unos señores, miembros de la Junta Administrativa que, no sólo se permiten el lujo de anunciar un hierro sin el prestigio y el nivel suficientes para una feria como la de Bilbao, sino que, además, aprueban, bendicen y escogen ellos mismos semejantes animalejos en el campo.
Seis toritos de Jandilla, anovillados, lavaditos de cara, sin pecho, sin badana, sin cuajo, sin remate.
Seis toritos para montar su espectáculo por esas plazas de dios. Escogidos por sus cómodas hechuras, por sus respectivas reatas que, a buen seguro darían ese dulzor, nobleza, borreguez, tontera y flojera que les permitiera ponerse bonito y no pasar ni el más mínimo trago.

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